Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

The Beatles
BEATLES
En el caos, pero más geniales que nunca

A fines de 1966, después de la última gira por los Estados Unidos, una ola de rumores ominosos se propagó entre las infinitas huestes de fans que seguían con avidez las peripecias de Los Beatles. Que habían decidido disolverse, que habían grabado en secreto un número de LP suficiente para saturar el mercado por diez años, que nunca más aparecerían en público.
A sólo tres años de haber conquistado el éxito más espectacular que registran los anales de la música pop, y tras una accidentada historia en la que cambiaron de nombre no menos de tres veces, perdieron un integrante (Stu Sutcliffe, muerto a los 21 años), “purgaron” a otro (Pete Best, por “incompatibilidad de caracteres”) y adquirieron uno nuevo (Ringo Starr), Los Beatles entraron en crisis.
Durante un lapso de casi diez años George Harrison, Paul MacCartney, John Lennon y Ringo Starr habían vivido en una especie de familia sin adultos. Súbitamente la necesidad de descubrir una personalidad individual los invadió. George —y su mujer, Pattie— se lanzaron a la India para desentrañar los secretos del sitar, la cítara hindú. De paso halló también a un gurú, Tat Baba, que lo inició en el yoga. John decidió aceptar un papel en la última película de Richard Lester, Cómo gané la guerra, no estrenada aún en Buenos Aires. Ringo, el más “hogareño” de los cuatro, se entregó a la vida privada. Paúl aceptó escribir la música para una película, se aburrió, hizo un largo safari por África y acabó a principios de 1967 en Estados Unidos siguiendo los pasos de Jane Asher, una estrellita del Old Vic.

Mística y LSD
Cuando regresó a Inglaterra, unas semanas después, Paúl traía una idea. Desde hacía tiempo Los Beatles habían recibido la oferta de hacer una película para la flamante estación de color de la BBC-TV. Paúl propuso que se metieran todos en un ómnibus y salieran a ver qué pasaba. La película sería “mágica” —podía pasar cualquier cosa— y “misteriosa” —nadie sabría exactamente qué sucedía en ella. Comenzaron grabando la banda de sonido pero en los seis meses que siguieron no volvieron a hacer nada.
Trabajando, en cambio, en el más ambicioso de sus LP: Sergeant Pepper’s Lonely Hearts Club Band, editado con el mismo título en Buenos Aires. La música refleja tanto el interés de George por la mística India como la curiosidad de Los Beatles por las drogas. George y John habían conocido el ácido lisérgico en 1965, pero no se habían dado cabal cuenta de qué era. “Como si nunca hubiera palpado, sentido, visto o pensado realmente”, afirma George. Fue una fase breve. En el verano de 1967, cuando conocieron al Maharishi, Los Beatles habían abandonado las drogas.
Un mes después volvían a trabajar en la idea de Paúl para el film. Alquilaron un ómnibus, embarcaron a 43 personas adentro y se internaron por el condado de Devon. Pensaban filmarlo en dos semanas y montarlo en una. Les llevó casi tres meses. Un fracaso. La primera vez en cinco años que Los Beatles recibieron una crítica adversa.

Sergeant Pepper
Fue también un síntoma ostensible de los cambios operados en el estilo del conjunto, desde que William Mann, un prestigioso crítico británico, celebrara sus “acordes politonales’’ y otro colega suyo, Richard Buckle, los declarara “los mayores creadores musicales desde la muerte de Beethoven”. Uno de los motivos por los que Los Beatles han desistido de hacer presentaciones “en vivo” es que ahora emplean una orquestación tan complicada y un arsenal electrónico de dimensiones tales que sólo pueden ponerse en funcionamiento en un estudio de grabación altamente sofisticado. El primer long-play de Los Beatles, “Por favor, yo”, fue grabado en una tarde, con un costo de 30.000 pesos; el registro de Sergeant Pepper se prolongó más de cuatro meses y los gastos de laboratorio sumaron finalmente casi dos millones y medio de pesos.
Según George, “ahora que grabamos siempre en estudio no tenemos la menor idea de cómo va a salir. Si Paúl escribe una canción, la trae en la cabeza. En el estudio resulta difícil entenderse; tenemos que ir descubriéndola entre todos y nos lleva bastante tiempo”.
En realidad, ninguno de ellos sabe, ni puede recordar, cómo y por qué arriban a los resultados a que llegaron.

Música aleatoria
Una sesión de grabación de Los Beatles es una sucesión de acontecimientos aparentemente desvinculados de toda relación lógica y su resultado parece un puro hijo del azar. A mediados de marzo de 1967 estaban ya cerca de terminar Sergeant Pepper y trabajaban en una canción para Ringo: “With a Little Help From My Friends”. Tenían que pulir la melodía y completar la letra. Cuando John llegó a la casa de Paúl, en Londres, se encerraron los dos en la habitación del segundo piso que Paúl utiliza como estudio. Rodeados por una selva de aparatos electrónicos, John comenzó a puntear su guitarra y Paúl se sentó al piano. Durante dos horas pareció que estaban realmente en trance. Acechaban el momento en que “la” solución se insinuara en medio del bochinche.
Hasta que John cantó “Are you afraid when you turn out the light?” (¿Tenés miedo cuando apagás la luz?). Paúl repitió las palabras y asintió con la cabeza. John dijo que podían usar la idea si encontraban unas cuantas preguntas más, que rimaran.
—Do you believe in love at first sight? (¿Creés en el amor a primera vista?), cantó de nuevo John.
—No —contestó Paúl—, y además le falta una sílaba. Podríamos dividirla y poner una pausa en el medio.
Siguieron así varias horas, con ocasionales visitas de Cynthia, la mujer de John, y algunos amigos. Otras canciones se mezclaron con la que estaban trabajando y terminaban en conversaciones sin pie ni cabeza. Paúl cantó la nueva canción una y otra vez, cambiando o agregando palabras y diciendo frases sin sentido cuando faltaba la letra definitiva. Nadie se tomó el trabajo de ponerla por escrito. A la tarde siguiente, John y Paúl aparecieron por el estudio de grabación de E.M.I., la monumental empresa británica que produce sus discos. Ringo y George llegaron poco después. Les gustó la canción.

La grabación
Los Beatles utilizan la técnica, relativamente moderna, de grabar las voces y el acompañamiento musical en bandas separadas, y combinarlas después para imprimir el disco. El primer paso era grabar el acompañamiento musical. Ringo se sentó en la batería y tocó un acompañamiento que le parecía bastante bueno, mientras Paúl le cantaba la letra al oído, pero gritando a toda voz para hacerse oír. A las dos horas, el acompañamiento estaba listo. Los técnicos trajeron los instrumentos y los micrófonos. Ringo se colocó en un rincón, solo, y los otros tres en otro, con los instrumentos. Tres técnicos vigilaban detrás de un cristal acústico. Cantaron la canción íntegra diez veces por lo menos. A medianoche, la banda estaba completa.
Al día siguiente, volvió Ringo solo. Los técnicos le hicieron escuchar las cintas de la tarde anterior y después de muchas pruebas eligió la combinación que más le satisfacía. Llamó por teléfono, y al rato aparecieron John, Paul y George. Les gustó la selección. Se fueron. Su presencia no era imprescindible para la grabación. Ringo se caló un enorme par de auriculares y comenzó a cantar. Su voz en el estudio vacío —sólo él escuchaba la música por los audífonos— sonaba chata y anodina. Tal proceso por el cual surgió esa canción increíblemente sugestiva que es “With a Little Help From My Friends” (“Con una ayudita de mis amigos”).
La explicación —buscada por muchos — no la ha logrado desentrañar nadie. Hunter Davies, que acaba de publicar el ensayo más completo dedicado a Los Beatles (The Beatles, The Authorised Biography, Nueva York, McGraw-Hill) concluye: “Los esfuerzos exagerados por encontrar algo importante fracasaron, porque quizá no haya nada importante que Los Beatles quieran esconder”.
Sin saberlo quizá, da con esas palabras en la clave de la “crisis”, que alarmó a críticos y fans. Los Beatles están siempre en crisis, siempre en equilibrio inestable. Han descubierto que su propia personalidad es el cambio; su satisfacción, hacer y deshacer permanentemente su imagen.
PANORAMA, OCTUBRE 22 1968
The Beatles
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