Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado




monumento plaza de mayo


El monumento que debió cubrir la Pirámide de Mayo
POR RÓMULO QUINTANA
“En la ciudad de Buenos Aires, a veinticinco días del mes de mayo de mil novecientos diez, fecha del primer Centenario de la Revolución Argentina, reunidos en la intercesión de las plazas de la Victoria y Mayo, el Exento. Señor Presidente de la República Argentina, doctor José Figueroa Alcorta, sus ocho ministros...” Así comienza, con el error de la intercesión por la correspondiente intersección, el acta en la cual, tras larga mención de prominentes personalidades, se agrega que, “después de los honores militares, de los himnos cantados por millares de niños... el señor ministro del Interior, en su carácter de presidente de la Comisión Nacional del Centenario, manifestó a nombre de dicha comisión que, en virtud de la Ley 6286 del H. Congreso, se había resuelto por ahora colocar en aquel sitio la piedra fundamental de un monumento ya en ejecución que conmemorase la independencia nacional”. El presidente Figueroa Alcorta pronunció una oración cívica. El acta fué firmada, y luego, con periódicos, medallas y otros recuerdos, encerrada en un cofre y sepultada, precisamente, en el centro de la plaza. En ejecución el monumento por concurso, encomendado al arquitecto Cayetano Moretti y al escultor Luis Brizzolara, a poco de colocada la piedra fundamental, comenzaron los trabajos primordiales. En el lugar donde se erigiría, en efecto, se construyó un solidísimo basamento de gruesa tirantería de hierro. En las canteras del país y de Carrara se comenzaron a seleccionar los mármoles necesarios y en los estudios arquitectónicos, a consumar los detalles del enorme monumento, que con sus mármoles patrios y grupos escultóricos de bronce, debía entregarse para los festejos del centenario de la Independencia, el 9 de Julio de 1916.
Una amplia base simbolizando la nacionalidad; un obelisco de cuarenta y cinco metros, abundante en inscripciones rememorativas, y, en el remate, la apoteosis de la Patria y la Bandera. A todo esto, agregado un centenar de figuras y mil símbolos. Y, en el interior, en una cripta que sería el templo de la Patria, más que albergada, atesorada la Pirámide de Mayo. A fin de cubrirla luego con el monumento, en los primeros días de noviembre de 1912, con gran despliegue de mecanismos y cautela de técnicos y obreros, la gloriosa Pirámide comenzó a ser transportada. Bajo la vigilancia de atentos especialistas avanzó sin que faltara, con sus directivas personales, el mismo intendente doctor Anchorena. Hasta que llegó al centro de la plaza, a la intersección famosa, asentándosela entonces sobre las muchas toneladas de hierro, un tanto despojada de los aditamentos que en un siglo le hiciera con más veneración que buen gusto arquitectónico la posteridad. Todo esto para que luego, transcurridos los años, pleitos y discrepancias, algunas referentes al valor artístico del trabajo, aventaran, antes que los mármoles del monumento, las hojas del proyecto.

-pie de fotos-
-Monumento proyectado por el arquitecto Cayetano Moretti y el escultor Luis Brizzolara, con su pedestal de 45 metros, que estaba destinado a ocupar la parte media de la plaza de Mayo.
-Dentro del monumento, comprendida la base y el pedestal, se ubicaría la Pirámide de Mayo, con su altura original de 18.76 metros.

revista Argentina
01-09-1949

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