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COMUNISTAS
El retorno a la legalidad

La derogación de la legislación represiva, decidida por el voto unánime de la Cámara de Diputados el sábado 26, rescata de la clandestinidad al Partido Comunista. La ley 17.401 —Ley Anticomunista— que intentó bloquear la acción del PC en el ámbito nacional, perdió ese día su vigencia por decisión legislativa; pero ya el martes 22, en la asamblea multipartidaria del restaurante Niño, Héctor Cámpora había "legalizado”, en la práctica, las actividades políticas del partido, al invitarlo expresamente a concurrir a la reunión; Rubens Iscaro, Fernando Nadra y Héctor Santaren representaron al Comité Central del PC.
Con claridad, Iscaro explicó en un discurso apretado y conciso la posición del PC ante la asunción del poder por el Justicialismo y los cursos de acción insinuados, a lo largo de programas y discursos, por los hombres principales del gobierno. Para el PC, "la tregua política de que se habla puede prestarse a confusiones lamentables y dañinas”; incluso "puede interpretarse como la suspensión de la lucha de los sectores democráticos nacionales contra los sectores antidemocráticos y antinacionales”. Por ejemplo, Iscaro explicó a Panorama que "la justicia social es incompatible con cierta concepción puesta en circulación por representantes de la oligarquía terrateniente, del gran capital y de los monopolios extranjeros sobre los “sacrificios iguales”; el dirigente comunista dedujo, con rapidez, que si se aduce que "el país está hipotecado”, corresponde obligar a levantar la hipoteca a quienes la suscribieron "con fines egoístas y aumentando considerablemente sus ganancias”.
En síntesis: el PC consideró inaceptable el llamado a la tregua social, y recalcó que la idea de la unidad nacional debe tener por objetivo la reestructuración nacional, y no la reconstrucción, porque la crisis se alberga en los viejos cimientos de la estructura económico-social, "cuyos dos pilares son el latifundio y el dominio de los centros nerviosos de la economía por los monopolios internacionajes”. Por supuesto, hubo coincidencias. Los delegados del Comité Central del PC entienden, como Cámpora, que la decisión electoral ha condenado, en esencia, el estancamiento, la dependencia, la injusticia social y la represión; además, consideran que la idea de estrechar lazos "con los pueblos que luchan contra el imperialismo” y de establecer relaciones con Cuba, Vietnam y Corea del Norte, es altamente satisfactoria”.

EL PROYECTO POLITICO DEL PC. En la asamblea del Niño el comunismo reiteró su decisión de contribuir a la unidad nacional de todos los sectores y fuerzas políticas y sociales progresistas. Su definición: la unidad es la coincidencia sustancial de diversas corrientes del pensamiento político y social alrededor de un programa de acción determinado, en el que cada partido debe conservar el derecho a difundir el propio y a expresar, en caso de tenerlas, opiniones críticas.
El proyecto revela, a primera vista, una actitud principal del PC: la primordial atención que el partido ha decidido prestar al Justicialismo. La razón es muy simple: la presencia en el movimiento peronista de la clase obrera. Hay, también, una posición de espera, ya que "la conformación de una izquierda peronista orgánica es un fenómeno que se producirá a corto plazo”; y quizá el PC aspire a aguardar, en un clima de buenas relaciones, el momento de las diferenciaciones programáticas y entiendo, además, que este proceso ideológico no abarcará sólo el campo justicialista, sino que se producirá en otros sectores, como el radicalismo.
Por fin —y como lo afirmaba el semanario Nuestra Palabra en su edición del martes 22 de mayo— el partido decidió adoptar una posición positiva frente al nuevo gobierno, sin excluir la crítica, ni la idea de la movilización popular, cuyo destino es "organizar la unidad de acción para aplicar a fondo los aspectos de la Pautas Programáticas que hacen a la esencia de la liberación nacional”. Algo que el Cuarto Plenario Nacional del Movimiento Intersindical —que tiene el pleno apoyo del PC en todo lo que se refiere a política gremial— afirmaba con claridad meridiana, al proponer a sus organizaciones apoyar con toda la fuerza de su número y combatividad "el cumplimiento del programa reinvindicativo y liberador que reclama el pueblo”, y la vigencia efectiva de una "auténtica democracia sindical de base, con total independencia del movimiento obrero, de los partidos, del gobierno y los patrones”.
Para el cumplimiento de sus objetivos no se excluye de la propuesta, a ningún sector político, salvo "a los que abrieron de par en par las puertas del país a los monopolios internacionales, fortalecieron el latifundio, abolieron la democracia e instauraron regímenes antipopulares y antinacionales”. A estas horas, además de esperar la recomposición de las fuerzas mayoritarias en torno de una tendencia de unidad nacional, el PC no ha descartado ninguna de sus vías de expresión fundadas con anterioridad al retorno a la legalidad; ni la Alianza Popular Revolucionaria (APR) ni el Encuentro Nacional de los Argentinos (ENA) han perdido vigencia, ya que los problemas que allí se planteen no podrán torcer la vocación urtitaria del proceso.
En el caso del ENA, la invitación justicialista convocó al sector encabezado por Ramón Acuña; y esto podría significar, en definitiva, la absorción de la posición liderada por Jesús Porto y Roberto Cabiche por el movimiento oficialista, y su reconocimiento del Encuentro como entidad no adherida al Frente Justicialista de Liberación. Es que el ENA, fundado a fines de 1971 para convertirse en un movimiento aglutinador'fíente al gobierno militar,_nunca se'propuso trasformarse en una coalición. Es más, en el plenario del 2 de diciembre de 1971, 220 de los 240 delegados en debate ratificaron la posición de no solicitar el reconocimiento político para participar en el proceso eleccionario, entendiendo que la agrupación debía seguir cumpliendo su papel "impulsor’” en el proceso; el mismo que la llevara con anterioridad a solicitar un gobierno provisional de coalición que garantizara la pureza del acto electoral. En cuanto a la APR es probable que se discuta, al ser admitido el PC dentro de los cauces de la ley, su participación en la dirección de la Alianza. Algo que puede traer, en opinión de los comunistas, sólo problemas transitorios. ♦
PANORAMA, MAYO 31, 1973

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