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EDICIONES La prensa comprometida Con seguridad los dos órganos más antiguos del periodismo político argentino son La Prensa y La Nación. Aunque el paso de los años, con su pátina de prestigio y objetividad, los haya convertido en diarios serios, ni José C. Paz en 1869 ni Bartolomé Mitre en 1870 dudaban que sus hojas se dirigían a defender determinadas ideas y a atacar otras. El famoso traductor del Dante, el estratega de Pavón y La Verde, lo expresó claramente en su primer editorial de La Nación Argentina, ésa sería —postuló— "una tribuna de doctrina”. Sin embargo, ¿quién osaría hoy confundir en una misma categoría a La Prensa con, por ejemplo, Izquierda Nacional o Nuevo Hombre? La misma línea desarrollista del semanario Resultado suena distinta cuando la enarbola un editorial de Clarín, y el hecho de que estén informados por idéntica ideología no alcanza a disimular —a los ojos del lector común— las divergencias en el tono. Es que a la prensa política suele adjudicársele un papel menor, de capilla, opuesto a la presunta imparcialidad del periodismo grande, sin reparar que en el hecho mismo de poner a la vista sus reglas de juego, el periodismo de fracción se alza a una forma más elocuente de la veracidad, se reconoce comprometido. Es en esas carillas a menudo mal impresas, donde pueden leerse, muchas veces, anticipos apasionados que sólo mucho más tarde accederán a la gran publicación. Así como la mejor literatura soviética actual debe leerse en los samizdat clandestinos. Lo que sigue es un inventario, quizás parcial, de las publicaciones políticas que es posible encontrar hoy en los quioscos especializados. Otros libelos circulan de modo más discreto: por suscripción o mano a mano. Algunos tienen una vida tan efímera que escapan a la mirada. LA DERECHA. Desde raíces filosóficas divergentes, el quincenario El Burgués y el semanario Vísperas coinciden en la lucha "por el orden y contra la inflación”, como pilares del statu quo. El Burgués es una aventura editorial de Roberto Aizcorbe —un ex puntero radical, hoy simpatizante de la Nueva Fuerza—; en sus páginas pueden leerse notas teóricas del director y de Aldo Camarotta así como algunos brochazos de humor de César Augusto Gigena Lamas, Saturnino Zemborain y un tal Martín Ariza. “Un candidato con apoyo militar y un programa serio es todo lo que merece el país”, postula Aizcorbe como quintaesencia de su ideario democrático. Y se despide de los lectores hasta fines de mayo con un —¿golpista?— anuncio: “Víspera de la libertad”. Vísperas es un panfleto filofascista editado por dos ex alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires: Roberto Raffaelli y Luis María Bandieri. Este último es algo conocido gracias a dos trabajos profesionales (es abogado) que encaró: las defensas de Nélida Arrostito de Maguid —involucrada en el secuestro y muerte de Pedro Eugenio Aramburu— y de Oscar Corres, acusado de asesinar a la estudiante marplatense Silvia Filler. A pesar de esas labores, Bandieri arremete contra el terrorismo que "golpea más alto y más duro"; contra "los mismos de quienes se cantaba: ¿Dónde está la FUBA?, ¡en la sinagoga!". Con una amarga ironía, Vísperas se enorgullece de pertenecer a la “internacional parda”, no esconde el antisemitismo vitriólico, postula que hay "más nacionalismo en la fe de nuestro pueblo que en YPF” y se asocia a una extraña organización —la Guardia de San Miguel— definida como "una consagración caballeresca que no es mohín de burgueses vanos”. Como exhumadas de la década del '30, con ecos de brazos en alto y aroma de aceite de ricino, las páginas de Vísperas son anacrónicas: difícilmente encuentren un público de racistas resentidos que las recorran con placer. LA PRENSA AMARILLA. Con titulares sensacionalistas, versiones inciertas, chismes de segunda mano de los servicios de información y algunas primicias de real valor periodístico, todas las semanas compiten por un mismo público Prensa Confidencial y El Argentino. La primera es un folleto de 12 páginas celestes cuyo precio —3 pesos nuevos— no parece justificado. A su director, Jorge Vago, el gobierno de Juan Carlos Onganía lo encerró en la cárcel de Villa Devoto en 1969 y los restantes presos políticos de su pabellón lo boicotearon acusándolo de “informar a los marinos”. El director de El Argentino, Francisco Sánchez Jáuregui, es un radical con arrestos de politicologo. Antes de editar su semanario actual —un tabloid de ocho páginas a dos colores que suele incluir algunas noticias inéditas— publicaba la revista teórica Poder Político en las que colaboraron el desarrollista Olegario Becerra y el sociólogo de derecha Fernando Cuevillas. LA PLUMA RADICAL El partido de Ricardo Balbín no es afecto a un periodismo caudaloso. Sintomáticamente, sólo editan voceros radicales las tendencias de oposición: Inédito —un mensuario que dirige Mario Monteverde y en el que publica sus ideas Raúl Alfonsín bajo el seudónimo de Alfonso Garrido Lura— recoge las inquietudes de los sectores de centroizquierda de la UCR. En cambio, En Lucha es una hoja fervorosa en la que escriben los grupos más radicalizados del partido, aquellos que añorarían una unidad de las bases radicales con las peronistas y las de una izquierda nacional. Las diferencias entre ambas revistas es notoria: mientras en Inédito las críticas a la dirección de la UCR son muy escasas, En Lucha, por el contrario, golpea sin miramientos a la "burocracia partidaria” y al mismo Monteverde, a quien han reprochado su colaboración con un semanario político vinculado al Ministerio del Interior. LOS VANGUARDISTAS. Hubo una época —en las postrimerías del gobierno de Perón— en que La Vanguardia, el periódico socialista, era el órgano preferido de toda la oposición liberal a "la dictadura”. La pluma ácida de Américo Ghioldi, la verba inflamada de Alfredo Palacios y los dibujos algo rencorosos de Tristán constituían el pan de cada día para decenas de gorilas que soñaban con derrocar al gobierno justicialista. Después, la división socialista llegó a generar tres versiones distintas de La Vanguardia: la “roja” (del sector de izquierda acaudillado por Latendorf), la "azul” (del grupo Palacios-Coral-Muñiz) y la "negra” dirigida por Luis Pan bajo la mirada atenta de Américo Ghioldi. La clasificación cromática aludía a los colores de tinta en que se imprimían los titulares. Pulverizado el sector de izquierda, hoy sólo sobreviven la "azul", que aparece esporádicamente como órgano del Socialismo Popular y la que sigue dirigiendo Luis Pan, que ha sido capaz de conservar una aceptable puntualidad mensual. Ambas expresan en su línea actual la denodada lucha de ambas fracciones por obtener los afiliados que les aseguren la personería política nacional. PREDICADORES PERONISTAS. El periodismo peronista es amplio; podría decirse que es policlasista: desde el folleto impreso a mimeógrafo para la actividad vecinal (hay infinidad: El Barrio, Evita, Lealtad, etcétera) hasta las revistas convencionales de información y adoctrinamiento (Las Bases, que regentea José López Rega desde Madrid), pasando por los clásicos periódicos de aparición irregular (Fe, Tercer Frente, Puerta de Hierro) y por las revistas teóricas (El Pueblo, Antropología del Tercer Mundo) el arco iris de las posiciones y los puntos de vista del justicialismo periodístico es tan amplio como el movimiento mismo. Quizás por su significado sea el quincenario Las Bases el que concentre la mayor atención. Es que allí se publican como editoriales los manuscritos del mismo Líder exiliado, documentos que a menudo gravitan durante semanas en la actividad política del país. Allí, por ejemplo, apareció el artículo La única verdad es la realidad considerado por los observadores el punto de partida del Frente Cívico de Liberación Nacional. Salvo Las Bases, que adopta una postura de equilibrio, las restantes publicaciones están informadas por corrientes de la izquierda peronista. A LA IZQUIERDA. Sin duda alguna es la izquierda partidaria e intelectual la que más contribuye a engrosar la prensa política argentina. Una simple enumeración de los periódicos de esta tendencia editados en un lustro podría abarcar algunas carillas. En la actualidad se publican las siguientes revistas y diarios: • Organos partidarios. El partido Comunista publica Nuestra Palabra con la puntualidad estricta que permite su fuerte tesorería. Se trata del órgano oficial del PC —ocho páginas impresas con el sistema offset— que no se vende en quioscos en virtud de las disposiciones de la ley 17401 que reprime las actividades de ese partido. No transar, de edición más esporádica, es el órgano de los chinófilos de Vanguardia Comunista: adeptos al SITRAC (el disuelto sindicato de los obreros de Fiat), los chinoístas abominan de la acción armada de pequeños grupos, al igual que sus primos del PC prosoviétíco. En posiciones cercanas a las de No Transar se ubica Nueva Generación, folleto del partido del Trabajo. El PT es, en verdad, una capilla porteña, a juzgar por los lugares donde venden su periódico (“en algunos quioscos del centro de la Capital"). La información internacional que reproducen en Nueva Generación es original de Pekín informa, un boletín del servicio exterior de China Continental. El partido Socialista Argentino (sector Juan Carlos Coral) con la ayuda del grupo trotskista de Nahuel Moreno (partido Revolucionario de los Trabajadores) edita un semanario (Avanzada Socialista) y un mensuario (Los de Abajo). Ambos aparecen teñidos de un rojo violento en su impresión. Presentan una aceptable diagramación, algunos reportajes a antiguos afiliados del partido Socialista y no intentan ningún tipo de aventura ideológica. El partido Socialista de la Izquierda Nacional, que impulsa el Frente de Izquierda Popular, publica de vez en cuando Lucha Obrera, mientras los sectores trotskistas Política Obrera y Partido Obrero han conseguido sostener el ritmo semanal de sus órganos de prensa. • Revistas teóricas. Todos los meses Jorge Abelardo Ramos, dirigente del PSIN, publica Izquierda Nacional: 50 páginas y un folleto en separata sobre temas de actualidad argentina y latinoamericana, sin omitir alguna página polémica dirigida a "la izquierda cipaya” o al "gobierno de los tres comandantes". Nueva Era, órgano teórico del comunismo, publica en su último número un artículo dirigido, justamente, contra Ramos debido a la pluma de Guillermo Nadra. Suele incluir, también, trabajos de científicos, historiadores y teóricos argentinos y soviéticos. Como fruto del esfuerzo de un grupo de marxistas independientes, próximamente se sumará a esta nómina Pasado y Presente. Será la segunda vida de una revista libro que sirvió de vocero a un sector fraccionista del PC hacia 1963. En aquel entonces su director era José Aricó y seguramente sea él mismo quien se encargue de revivir a P&P. En otro campo, como hoja de denuncia que incluía también artículos sobre la situación política, aparecía hasta hace dos semanas Nuevo Hombre dirigida por Silvio Frondizi. Su último número fue secuestrado de la imprenta por personal de la Policía Federal. ![]() El riesgo de opinar Mientras el martes 9 discretos policías custodiaban el salón donde Arturo Frondizi investía a los integrantes de la junta electoral del MID, algunas cuadras más abajo —en los talleres de COGTAL— una comisión de Seguridad Federal decomisaba la edición de la revista Nuevo Hombre y al día siguiente apresaba a Silvio Frondizi (dibujo), su director. En la Cámara Federal se le procesa por infracción a la ley “anticomunista”. El número 28 de NH incluyó un prolijo, detalladísimo informe sobre los secuestros, desapariciones y torturas denunciadas en los últimos meses en la Argentina. El número 29 —sólo una docena de ejemplares se salvó del secuestro— aparecía con un titular agresivo: “USA dicta: dictadura". El 4 de mayo las oficinas donde actuaba la redacción de NH habían estallado a causa de una potente carga de trotyl. Sus autores no fueron detenidos aún. Revista Panorama 18/05/1972 |
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