Mágicas Ruinas
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Entrega de los Martín Fierro
Más de 800 personas taponaron, a las 9 de la noche del lunes 15, el restaurante de la Sociedad Rural, en Palermo. Es que la versión 1970 de la tradicional fiesta que organiza la Asociación de Periodistas de Televisión y Radio de la Argentina. (APTRA) había motivado al mundillo artístico que recalaba en el lugar, flanqueado por los desconocidos de siempre. El Canal 13 de Buenos Aires —trasmitiendo en vivo y en directo— y un par de radios locales, desplegaron una docena de nerviosos periodistas preocupados por librarse del asedio de ignotos aspirantes a la popularidad. Exactamente a las 9.30, cuando el presidente de APTRA, Manuel Ferradás Campos, se apoderó del micrófono para anunciar a los ganadores de los Martín Fierro 1969, un descomunal desorden se producía a espaldas de las cámaras de televisión, en el atestado comedor. “¡Qué organización desastrosa! —protestaba el actor Enrique Liporace—. Estuve parado una hora en la puerta y no ubicaron mi mesa”. No lejos del atribulado galán, el cómico Raimundo Soto, agazapado, se preocupaba por acceder a cualquier sitial que le permitiera abordar el menú: jamón glacé con ensalada de palmitos, filet de brótola, suprema de pollo marguery, peras cardinal y café. Mientras Ferradás Campos solicitaba a la gastronomizada audiencia un minuto de silencio en homenaje a la desaparecida actriz Violeta Antier, se produjo el último arribo importante: Raúl Lavié y su esposa, Pinky, pudieron compartir una misma silla cedida por el staff que acompañaba al cantante Sandro.

EL INCENDIO Y LAS VISPERAS
Apenas finalizó el buffet, una desinhibida modelo que observaba a la otoñal mannequin vivant Beba Lorena, espetó: “Habrá venido para conseguir un avisito de la interminable”. Es que a esa altura, la atmósfera de la reunión se había tornado irrespirable. Al conocerse la lista de personajes premiados, una retahíla de comentarios pimento-., sos comenzó a despuntar entre los presentes. “Hace ocho años que hago comedias y ni siquiera figuré en la terna”, se lamentaba Diana Maggi. Cerca de ella, el actor Luis Brandoni captó el mensaje y no tardó en acercarse a la desconsolada actriz: “Más vergonzoso es que le hayan entregado a Susana Giménez el premio a la Revelación 1969 —comparó—. El año pasado la echaron de, la tira Corin Tellado, de Canal 11, por pésima actriz”. Pero quizá, las críticas más acres las susurró la Maggi a SIETE DIAS: “No me opongo a los premios que cosechó Canal 11 gracias al clan Stivel —reconoció—. Pero es evidente que al negarle el Martín Fierro a Grandes Valores del Tango se cometió una injusticia. No sólo con ése, sino con todos los programas de Canal 9 se actuó con arbitrariedad”. La afirmación, pareció estar confirmada por la ausencia de ejecutivos de ese canal en el banquete; un vacío que se hizo más palpable cuando se anunció el premio para el Ciclo de Narciso Ibáñez Menta: ningún responsable de Canal 9 se apersonó a recibirlo. Sin embargo, una pléyade de ejecutivos de los canales 13, 11 y 7 transitaban con impaciencia el salón. Claro que no todas las protestas rondaban el mundillo de la TV: los Martín Fierro otorgados a la programación radial cosecharon también punzantes críticas. Tato Bores, presidiendo una mesa, descerrajó a viva voz: “¡Cómo! ¿Se olvidaron de Hugo Guerrero Marthineitz? ¡Qué desmemoriados!”

LOS DUEÑOS DE LA NOCHE
Repantigados en la mesa más cercana al escenario, los integrantes del elenco Gente de Teatro atesoraban cinco estatuillas sobre el mantel. “Siento a todos los premios cosechados por el clan como propios; es que nosotros no competimos, compartimos”, aunó Bárbara Mujica. A su lado, Federico Luppi, de la mano de su esposa, Ana Larronde, lloraba enternecido sobre su trofeo: “Me ha llegado en un momento muy especial; se juntó todo”, balbuceaba. Ernesto Bianco, que lo contemplaba desde una mesa vecina, se incorporó para abrazarlo: “Nunca estuvo en mejores manos”, elogió. Y mientras David Stivel se gratificaba contemplando su octavo Martín Fierro, Marilina Ross reiteró su vena profesional ante SIETE DIAS: “Emilio Alfaro, mi marido, y Carlos Carella, no pudieron venir porque tenían una reunión con gente de teatro. Es una pena, me hubiera gustado recibir el trofeo al lado de Emilio. Otra vez , será; nosotros nos debemos al trabajo”.
Hacia los postres, la opinión general coincidía en destacar a Nélida Lobato como la figura más elegante de la noche. “No me di cuenta de nada —susurró la destinataria del consenso—. Estoy tan confortada con mi premio que no vi ni escuché a nadie”. Sin embargo, a pocos pasos de la diva, una jovencita a la que se había confiado el reparto de promocionales sachets de champú, fustigaba la hilaridad de los presentes. Es que extrayendo una descomunal libreta, ante los azorados promotores del producto, avecinándose a la mesa del agitanado Sandro, reclamó: “Vamos! ¡Échese una millonaria aquí para mi sobrinita que lo idolatra!”

FINAL A TODA ORQUESTA
Fue el que anunció el animador Antonio Carrizo al presentar al conjuntó beat Los Bárbaros. Una pausa capitalizada por las desconocidas de siempre para menear ínfimas minifaldas ante los productores. Sin embargo, también una abultada porción de conocidos se abalanzó sobre la pista: allí se contoneaban Raquel Satragno junto a un diminuto hippie, la modelo Perla Caron descubierta por un breve conjunto, Norberto Aroldi con Mariángeles, Marilina Ross con el periodista Coco Acevedo, Juan Carlos Gené con su señora, Luis Brandoni con Martha Bianchi. Deslizándose entre ellos, un señor de aspecto campechano pugnaba infructuosamente por detectar alguna figura conocida. “Soy rematador de hacienda en Pehuajó y hasta ahora, no me he perdido ni una reunión de APTRA. Soy muy amigo de Héctor Larrea y siempre le recomiendo que no se olvide cuando era inspector de Impositiva, allá en el pueblo —develó—; la humildad ante todo”. A su lado, Blackie, atesorando una estatuilla en su diestra le advirtió: “No se preocupe: los de la TV formamos una fauna muy cerrada”. Argumento que completó Tato Bores, al reflexionar sobre la entrega de premios: “A no quejarse, porque lo importante son las ternas. Ellas son para los artistas lo que la Junta de Comandantes al país”.
Revista Siete Días Ilustrados
22.06.1970
 
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