Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado
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DISCOS Las palabras en el surco Súbitamente, sin otra publicidad que la aparición en librerías y disquerías, el longplay El diario de Anna Frank, con la voz de Marilina Ross, vendió casi 3.000 unidades. Su editor, Alfredo Dupuy, 31, uruguayo, bosqueja una explicación: "Hay gente esperando lo que soy capaz de ofertarle”. La gente que espera son "iniciados, seudointelectuales e inquietos", tres categorías que han impulsado, en menuda pero no desdeñable escala, una industria tan inusitada en la Argentina como estable en Europa y Estados Unidos: el disco hablado. Si se recuerda que las voces de Guido Spano y Mitre fueron las primeras (en 1898, para Casa Lepage, futuro Max Glücksmann, actual Odeón) que se registraron en el viejo fonógrafo de Edison, el fenómeno tiene extendida tradición en el país. Pero el relativo boom arranca de la década del sesenta. PRODIGALIDAD. Dupuy inició la faena hace 8 años. Ha lanzado 140 discos, en un 80 por ciento hablados, "de un contenido que pesa, de mensaje", explica. El apenas melenudo uruguayo se proclama "hombre de izquierda" y aclara: “No soy farsante, hago negocio, aunque me realizo al difundir lo que me gusta”. Agrega: “Ni un libro ni un disco hacen ideología, son apenas un granito”. Gira el nombre del Che Guevara y los discos alternativamente tolerados, prohibidos y autorizados. "Los retiré —testimonia— cuando no coincidí con los que hicieron de Ernesto una mercancía: yo había procurado un documento a nivel periodístico." Otras placas lo enorgullecen: las del Reportaje a la Argentina 1943-1955, con las voces de Perón, Evita, Frondizi, Palacios, Lonardi y Aramburu, entre otras; las cinco entregas sobre la Guerra Civil Española: la de Nicolás Guillén, primer revulsivo; las de González Tuñón, Neruda, Prevert, Benedetti, Miguel Hernández; los 14 registros del excelente Héctor Alterio, que incluyen el éxito lunfardo de La crencha engrasada. Dupuy se aventura a la estadística: de un disco que no resulta negocio “pero puede amortizarse”, se venden 400 unidades (caso César Vallejo por el actor Benigno Ginzo); un éxito notorio es de 3.000 para arriba (Guillén por Guillén mismo, Argentina 43-55). Resume una premisa: "Cuidar los bajos costos, no permitirse lujos, no rozar los monopolios que tienen compradas radio y televisión". Sus proyectos inmediatos son dos historias políticas (peronismo, radicalismo) y la serie de 18 placas Los que conmovieron la historia, en que hablarán Kennedy, Guevara, Perón, De Gaulle, Castro, etcétera. Dupuy prefiere grabar los textos de escritores —poesía o prosa— con actrices y actores "que digan bien". CAUTELA. El poeta-librero Héctor Yánover, 40, opina distinto. Sus 32 entregas (25 longplays, sólo tres musicales) integran la colección "Documentos”. "Desecho al actor —explica— porque busco el mismo idioma en que el original fue pensado; sólo el propio poeta da el metro requerido, la medida de su aliento." Entiende que así el propósito documental que lo obsede está cumplido. Se enorgullece de haber guardado para la posteridad voces ¡das: León Felipe, Marechal, Girondo, Porchia, Pedroni. "No son discos divertidos", reconoce el vehemente Yánover, porque “requieren el esfuerzo de quien los escucha”. Esto justifica la "poca promoción" que tienen en los difusores masivos y, en su caso, la imposibilidad de una industria autónoma. Los gastos generales los enjuga en su librería, procede con cautela, no se "inflaciona". Está satisfecho de sus ventas modestas, un término medio entre 350 y 1.000 unidades por placa, superado en algunos casos: Borges, Neruda, Cortázar, el César Fernández Moreno de Argentino hasta la muerte. Su experiencia comenzó en 1967 y es un desdoblamiento del librero de casi 20 años. Sobre la ventaja de los bajos costos en comparación con los discos musicales, advierte la excepción de sus Diez años de la Argentina y el mundo, que con regrabaciones, búsquedas, derechos sobre material ajeno y otros trajines encarecieron dos placas. El escepticismo nubla el rostro del vate-editor ante la probabilidad de un apoyo estatal a esta mercadería cultural. "Sólo en Francia se atiende su difusión en las escuelas públicas; en las nuestras hay problemas más urgentes que atender”, supone. SEGURIDAD. En los registros de las grandes grabadoras (Odeón, Víctor, Columbra) no faltan aislados títulos pioneros de este género de grabaciones. Esos sellos sólo excepcionalmente reinciden. Otras experiencias provienen de especializadas empresas efímeras, como Distex, o de editoras de libros: Arturo Cuadrado, Sur, Sudamericana, Abril, Quetzal. Muchas de ellas “se anticiparon demasiado y abrieron la brecha”, al decir de Yánover y Dupuy. Para Antonio Sempere Colomina, 54, español, presidente de Aguilar Argentina, el actual “es el momento preciso” por muchas razones: avidez cultural, deseo de información, curiosidad acicateada por el periodismo escrito, radial y televisivo. La intentona de Aguilar nació hace 5 años en la central española y no tardó en importarse a Latinoamérica, en primer término a la Argentina. “Importar es un decir”, advierte el mesurado Sempere al recordar que el disco no tiene la libre circulación del libro y paga erogaciones aduaneras como “suntuario”. Se introducen las cintas originales y se hacen las grabaciones aquí, creándose una subindustria. La colección de Aguilar se llama “La palabra" y hasta ahora registra 24 long-plays: el Quijote, Bécquer, Jiménez, Unamuno, García Lorca, Machado, entre los españoles; Alfonsina Storni, Borges, Juana de Ibarbourou, Darío, Fernández Moreno, Lugones, entre los latinoamericanos. Para el informante, el éxito —tiradas iniciales de 1.500 a 3.000 unidades, que se reeditan constantemente— está determinado por la cuidada antología de cada autor o tema y por la jerarquía de los actores, que se eligen “sin los resabios de la engolada recitación antigua": por ejemplo, los españoles Fernando Fernán Gómez, Berta Riazza y Ana María Noé; los argentinos Alfredo Alcón, Ernesto Bianco, María Rosa Gallo e Inda Ledesma. Sempere ha comprobado que libro y disco se complementan, y se le ocurre que García Lorca resulta ejemplo mayúsculo: a las 15 ediciones en papel biblia de sus obras completas, corresponde el longplay de mayor salida. De paso, subraya que el poeta de Granada les dictó normas en cuanto al uso funcional de la música en relación a la literatura. Asimismo, cita la curiosidad de que Salta es la provincia más interesada en el disco literario, "acaso consecuencia del enjambre poético que es todo el Norte argentino". En Aguilar, la facilidad del crédito agrega un poderoso incentivo de venta. Una editorial de proyección internacional difiere del rango económico en que se ubican los productores independientes Yánover y Dupuy. Esa realidad se ha reflejado en otro volumen publicitario, “que si todavía no es el que reservamos al libro —asiente Sempere— se irá incrementando con el tiempo”. También implica mayor facilidad de proyección al exterior: en España fue éxito la Poesía argentina de todos los tiempos, con Alcón y otras voces. El elocuente hispano enfatiza su entusiasmo al enumerar próximas entregas referidas a poesía regional y gauchesca. “No dudo de su éxito”, sentencia. J. M. C. Revista Panorama 01/09/1970 |
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