Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

hugo del carril
...Y EL TANGO
PIDE OTRAS VOCES
Cuando Hugo del Carril era “Pierrot Fontana y pasaba avisos.
Después llegó la fama junto con el tango.

Vive en un enorme departamento céntrico, en el que hasta hace dos años pululaban ardillas, perritos de varias razas, loros, zorrinos, hasta un puma. a los que debían una caricia quienes quisieran halagar al dueño de casa.
—Después nació mi nena, sabe, y tuve que desprenderme de los animalitos.
A este departamento concurren habitualmente —con una frecuencia semanal en todos los casos— el doctor Raúl Matera, el secretario de la C.G.T., José Alonso; Mariano Mores, Augusto Vandor, Luis Mentasti. Tal vez los visitantes expresen bien las orientaciones actuales de la inquietud de este hombre que, en 1935, fue considerado unánimemente como el sucesor de Carlos Gardel.
Piero Hugo Bruno Fontana, nacido el 2 de diciembre de 1912, era famoso ya en 1932, poco después de debutar como locutor de radio con el seudónimo de “Pierrot”. Es en ese año cuando canta tangos por primera vez: con un conjunto de guitarras ingresa en un conjunto radioteatral como cantor de tangos. Se llama, desde entonces, Hugo del Carril.
—Nunca creí ser el sucesor de Gardel. Creo haber sido de los pocos en haber entendido, a su muerte, que se estaba frente a un fenómeno irrepetible de popularidad. En 1935 yo sabía ya que yo no era, en lo fundamental, un cantor de tangos. Dos años después, cuando debuté en cine en “Los muchachos de antes no usaban gomina”, con Florencio Parravicini, me encontré frente a frente con mi verdadera vocación.
Lo cierto es que la ubicación de Hugo del Carril ha variado —y mucho— en diferentes planos, pero ha cumplido el milagro de permanecer siempre al tope de la popularidad: sucesor obligado de Gardel en 1935, casi 20 años después la critica lo ubica como uno de los creadores cinematográficos más significativos de toda la historia del cine argentino. Esto es en 1952, cuando dirige “Las aguas bajan turbias”. Tres años después pierde toda su fortuna y parte de su prestigio de realizador: filma “La Quintrala”, y sobreviene, al mismo tiempo, la caída del régimen peronista. Al fracaso comercial de “La Quintrala” se suma otro golpe: lo encarcelan, acusándolo de haber usufructuado dineros públicos...
—Me encarcelaron porque de los 237 discos que he grabado se acordaban únicamente de “Los muchachos peronistas”...
Fracaso económico, cárcel y hasta el divorcio. Después de “La Quintrala”, Hugo se separa de Ana María Lynch (que hoy es Ana St. Clair, divorciada reciente de un productor cinematográfico norteamericano).
—Empecé otra vez desde abajo: primero radio, después teatro, luego otra vez cine. En 1957 filmé “Una cita con la vida”. Era volver a mi verdadera vocación: dirigir cine.
—Su cine ha intentado siempre, con suerte o sin ella, interpretar la realidad nacional. ¿Cómo explica, entonces, que su último film sea un mero espectáculo?
—¿Mero espectáculo? ¡Nada de eso! “Buenas noches, Buenos Aires” no ofrece ruptura alguna con mis películas anteriores. En todas partes, cantando tangos o dirigiendo películas, actuando o interviniendo en política, mi actitud ha sido siempre una: hacer de lo popular algo digno y de lo argentino algo universal.
—¿Usted lo conoció a Gardel?
—Lo vi dos o tres veces, en la radio. Pero nunca me lo presentaron. Gardel era Gardel y yo solamente un pibe que empezaba a perderle miedo al micrófono. . . Después, en “La vida de Carlos Gardel”, filmada en el 39, yo hacía de Carlitos... En realidad, con ese papel espero haberle enseñado a muchos actores cómo no se debe actuar en cine...
—¿Quién es, entonces, el sucesor de Carlos Gardel?
—Gardel mismo. El Gardel muerto de Medellin no es ya lo que el pueblo ha construido en torno de su memoria. Gardel se renueva todos los días. Hay una frase popular que lo define: “Cada día canta mejor”. Yo tengo 53 años. Y sé que nadie dirá algo parecido de mí, cuando me muera.
—¿Qué espera que la gente diga de usted cuando muera?
—Que era un tipo honesto, que no se entregó nunca.

pie de fotos
-El Hugo actual, con sus 53 bien llevados y una larga historia de triunfos en la canción popular y en el cine argentino, mexicano y español.
-Junto a las chicas del coro, en su reciente presentación teatral “Buenas noches, Buenos Aires”, luego película de taquilla en el continente.
-Izquierda: Encarnando al legendario payador José Bettinoti, junto a Lito Bayardo en el papel de su rival, el viejo trovero Ambrosio Ríos.
Revista Atlántida
junio de 1965

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