Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Autódromo El Zonda
Con la fuerza del Zonda
“AMPACAMA” Y LAS GALLINAS - INVENTAN LAS “GUANAQUERAS” - PILOTOS POR TODOS LADOS. - NACE LA ASOCIACIÓN SANJUANINA DE VOLANTES -UN AUTÓDROMO UNICO - REGULARIDAD CONSTANTE - CARRERAS DE CUALQUIER CLASE Y COLOR - UNA NOCHE EN VELA -YANELLO Y ZUNINO.

"¿SEÑORA, HAY GALLINAS?", pregunta un señor ya maduro desde el vehículo. "No señor, ya no tenemos ni gallinas, ni pavos, ni huevos; no hay nada", responde la mujer desde la puerta del rancho: "Claro —replica el caballero del auto— desde que el 'loco' Devoto anda por acá haciendo ruido con sus coches no se pueden criar animales domésticos".
El vehículo sigue su marcha mientras el ama de caso se queda observando, sin imaginar, ni remotamente, que su interlocutor era precisamente Julio Devoto. El "loco", así se autodefine, y un grupo tuerca sanjuanino se han convertido en el enemigo número uno de la gente que vive en las cercanías de la ciudad cuyana. Es que "Ampacama" ahora se dedica a la caza de guanacos, y para su práctica ha inventado un vehículo, la "guanaquera". Se trato de una "chata" dura, compuesta por un chasis tipo Meunier, cuya rudeza le permite saltar pozos y zanjas. Sobre el bastidor se colocó una carrocería enteriza y fuerte, y una jaula antivuelco que, además de proteger ante eventuales caídas, sirve de apoyo para apuntar con las armas. Lo mejor es que Devoto ha conquistado imitadores. Cuando las "guanaqueras" irrumpen en zona de caza la tranquilidad se esfuma.
Es una de las novedades que presenta San Juan; una provincia en la que todos los días se habla de autos; donde las trasmisiones radiales de carreras cuentan con audiencia comparable a los de un partido de fútbol porteño. Una provincia donde a diario surgen nuevos pilotos. Más de treinta son los que hoy lo practican.
Todo esto señala una intensa actividad. Los sanjuaninos están dispuestos a trabajar. Carreras, carreras y carreras. De todo tipo y color y para todas las marcas y fórmulas. Cuentan con una inquieta institución, la Asociación Sanjuanina de Volantes y un autódromo, el "Zonda", único en el mundo.

LA ASOCIACIÓN
"Aunque no tengamos un peso debemos movernos, conseguir lo que buscamos". Aquel 19 de noviembre de 1961, en una bohemia salita provinciana, nace la Asociación Sanjuanina de Volantes (ASV). Se propuso cumplir con tres objetivos básicos: conseguir afiliación a la Comisión Deportiva Automovilista, acrecentar el patrimonio de la entidad paro permitir su desenvolvimiento sin tropiezos y crear un ambiente adecuado para la realización de manifestaciones deportivo-automovilísticos. Cumplieron las tres premisas. Estaban ávidos de competencias; apenas fundada comenzaron las carreras. No podían esperar un año, tiempo que demoraba lo afiliación a la CDA. Pidieron entonces la colaboración del Automóvil Club Mendoza, con cuyo patrocinio organizaron la primera carrera.
En 1963 comienzan los campeonatos zonales que continúan durante 1964. La actividad se complementa con pruebas de regularidad y carreras con puntaje para el campeonato argentino.
En 1965 la ASV organiza competencias junto con instituciones vecinas de San Luis, Mendoza y Córdoba. Y en 1966 realizan la primera prueba internacional: San Juan-Coquimbo. Fue el paso decisivo. En 1967 aún la tierra de Julio Devoto carecía de circuitos adecuados y el aeropuerto "Las Chacritas" se convierte en escenario para una competencia de Anexo J.
Dentro de esta actividad, el actual presidente de la ASV, Antonio Meritello, 42 años, sanjuanino, destaca las carreras automovilísticas en distintos escenarios de la provincia para volantes locales que "dan una tónica del apoyo popular con que cuenta este deporte en San Juan. Los sanjuaninos —agrega— además de buen vino y sabrosas aceitunas nos estamos convirtiendo en la provincia que produce más pilotos en el país".

REGULARIDAD
En 1954, la institución que en San Juan se dedicaba a regularidad se fusiona con la ASV. Luego del acuerdo y transcurrido un plazo necesario comienzan a realizarse competencias con puntaje para el campeonato argentino. La práctica de regularidad es constante; permite conocer los distintos lugares de la provincia e influye en la camaradería entre los aficionados al automovilismo. Al igual que en años anteriores, en esta temporada se disputan pruebas puntables por el campeonato argentino.

EL ZONDA
El 8 de octubre de 1967, la población sanjuanina pasó la noche en vela. El autódromo de San Juan despertaba a la vida deportiva. Por primera vez, el ruido del TC era escuchado en la tranquila quebrada del Zonda y el silencio de los cerros dejó de serlo. Más de 20.000 personas lo vieron nacer. Para que la fiesta fuera completa, Eduardo Copello, un comprovinciano, sumaba un nuevo laurel en su trayectoria. A esta carrera inicial le siguen seis más, una de TAJ, dos zonales, una de Mecánica Argentina F 1, otra de F 4 y las "100 millas YPF" de TC. El 15 de diciembre de 1968, el "Zonda" es escenario de una de las competencias que integran la Temporada Internacional de F 2. Más allá del acontecimiento deportivo en sí, lo importante, en cuanto al lugar de realización de esta carrera, radica en que se trata de un espectáculo que anteriormente estaba reservado a grandes centros urbanos que pudieran aportar el grueso del público. Con la prueba de SP realizada en la temporada actual, las carreras de relevancia nacional efectuadas en el autódromo sanjuanino suman nueve en total.
El "Zonda" se encuentra en la Quebrada que lleva su nombre, a 770 m sobre el nivel del mar. Dieciséis km lo distancian de San Juan. Es un circuito de 3.230 metros de longitud, donde se destacan tres sectores particulares: el "rulo", la "horquilla" y la "viborita". Tiene en la rama oeste del circuito una secuencia de curvas y contracurvas amplias que permiten el desarrollo de altas velocidades. La pista es de pavimento bituminoso triple, de 10 metros de ancho, sobre base estabilizada de 0,15 m de espesor. En las curvas extremas existen sobreanchos de 2,50 metros para evitar que los vehículos toquen las banquinas. La ubicación del público, en calles sobreelevadas situadas en la falda del cerro, permite captar uno vista panorámica sobre todo el circuito. Fue el primero en el país en aprovechar las tribunas naturales. Su ejemplo fue seguido en casi todos los lugares propicios para ello. El acceso de servicios mecánicos, seguridad, ambulancia, etc. se realiza a través de alcantarillas de drenaje que permiten el paso de vehículos y peatones sin necesidad de circular por la pista.

SURGEN VALORES
La Asociación, su actividad y el moderno autódromo otorgaron los primeros frutos a la provincia. Día a día nuevos nombres se van sumando a las listas de competidores en las diferentes especialidades: Rodolfo Oscar Magariños, "Poli" Malaisi, Eduardo Kerman, Francisco M. Vara, Humberto S. Gaetano, Alberto Rey, Enrique Mallea, "Pelelo", Antonio Armando Acevedo, Roberto Noguera, Héctor Sales, Jorges Ares, Suki Fernández, Benjamín Sánchez Sarmiento y Héctor López Gaído. Además, San Juan cuenta con dos jóvenes figuras de las que esperan loables performances; uno es el ganador de la última San Juan-Coquimbo, Carlos A. Yanello; el otro, Ricardo Zunino, de tan sólo 20 años, e integrante del equipo Fíat para Turismo Anexo J. San Juan es una provincia con gran potencial humano, con una afición "tuerca" que sigue muy de cerca su deporte.

SAN JUAN-COQUIMBO
UN PASO AL MÁS ALLÁ
CON SUS INTERMINABLES rectas pavimentadas, sus tremendos sinuosos en plena montaña, sus 4.722 metros sobre el nivel del mar y sus temperaturas bajo cero la San Juan-Coquimbo-San Juan, se convirtió pronto en la prueba más completa y quizá más extenuante del automovilismo nacional. Creada en 1966, como una difícil aventura para muchos irrealizable a ritmo de carrera, logró mantenerse en el calendario a despecho de una inopinada ausencia en 1967. Cuando el año pasado la prueba retornó al programa oficial, volantes de primera línea y equipos oficiales le dieron el prestigio que merecía. Organizada por la Asociación Sanjuanina de Volantes, la carrera sufrió variantes en lo referente a su ruta. En la actualidad, la prueba alcanza un total de 1.010 kilómetros, divididos en dos etapas idénticas de 505 km.
Las dificultades que ofrece la carrera son numerosas y de todo tipo. Desde lo variado del camino hasta el clima más dispar se oponen al avance del participante en su viaje a Chile.
Una vez allí, dos días de descanso a orillas del Océano Pacífico hacen sentir sus consecuencias. En síntesis, la San Juan-Coquimbo-San Juan, como prueba de suficiencia para la dupla hombre-máquina es ideal. Resulta una expresión típica del evolucionado automovilismo sanjuanino y medio para mostrar al oeste mediterráneo la posibilidad de una salida al mar dotada de puerto comercial. Lo único que falta ahora es mejorar el recorrido y convencer a los responsables trasandinos para que desarrollen una labor equivalente en su territorio.
A. D. P.

Recortes en la crónica
“EL PELIGRO AMARILLO”
“APRENDÍ a manejar cuando tenía tres años y medio —cuenta Juan Héctor Copello, y completa—, yo lo sostenía en mis faldas.” No hay duda de que el padre del sanjuanino Eduardo Copello está orgulloso de su hijo. Él también en su época había realizado sus “carreritas”. “A los seis años —agrega don Héctor— ya me entraba el coche al garaje.” La madre de Eduardo, Lidia Tascheret de Copello, se suma a los recuerdos de su esposo. “Siempre le gustó la mecánica —dice— pero nunca me contaba cuando se iba a correr.” Eduardo lo hacía a escondidas para no asustarlos. “Me pedía el coche para salir con chicas —relata el padre— y se iba a correr. A mí no me importaba, ¡pero a ella! (señala a su mujer), se pasaba el día con el rosario en la mano.”
Los padres del “Cardenal”, así lo bautizaron en Córdoba, donde se ha radicado, nunca sabían nada de lo que su hijo hacía: “Nos enteramos de su actividad por las revistas y las radios”. La familia está de acuerdo con que Eduardo nació para practicar automovilismo; era imposible privarlo de su pasión. “Lo interesante —afirma la madre— es que no quiere que su hermano Enrique compita.”
Copello comenzó su carrera deportiva con un triciclo, luego la bicicleta, posteriormente la moto y por último los autos. El padre manifiesta también “la astucia de Eduardito para montar el caballo”. Vivían en el barrio de Trinidad en la provincia de San Juan y los vecinos lo llamaban “el peligro amarillo”. Porque solía vestir de color “patito” cuando conducía el triciclo por la zona, haciendo todo tipo de maniobras. “Se llevaba a todos por delante —declara la madre— y daba vueltas alrededor del bisabuelo, pasándole junto a los pies.” Eduardo es sobrino de Julio Devoto, pero su inclinación por los autos no puede ser herencia de “Ampacama”, porque “Julio se casó con una hermana mía —expresa la madre— cuando Eduardo ya había nacido”. Lo cierto es que su hijo nació para correr y así lo reconocen: “Eduardo fue un chico travieso como tantos otros, cuando iba al colegio le gustaba estudiar; pero más que una carrera su vocación eran los autos”. Los hechos lo confirman.

CAZAR A LO TUERCA
UN “HOBBY” para algunos puede ser coleccionar botellas o boletos capicúas. En San Juan, la “guanaquera”, inventada por Julio Devoto, convirtió a la caza en “hobby”. Al coche de “Ampacama” se sumaron otros similares como los de Héctor Sales, Miguel Brisigheli, Carlos Catena, etc. Los fines de semana, un equipo formado por tres o cuatro “guanaqueras”, acompañadas por un vehículo que hace las veces de auxilio, parten de excursión hacia los valles cordilleranos. Es ésta una zona sanjuanina que mantiene su prestigio de misterio y leyenda, reservada para las grandes aventuras. Las “guanaqueras” se encargan de desafiar la grandeza del lugar, rompen con su silencio enigmático, saltan pozos, se convierten en verdaderos “quijotes” de las cumbres. Buscan su presa, el guanaco. Hasta que éste aparezca pueden transcurrir muchas horas y resulta necesario entretenerse. Entonces, los tuercas organizan “picadas”, que preceden a la cacería. Ellas permiten probar el estado de los vehículos. Las carreras se suspenden cuando notan que algo se mueve a lo lejos. Al principio es imposible precisar de qué se trata. Puede ser un guanaco o una falsa pista. “Una vez —cuentan— pasamos un día entero sin encontrar nada. Por fin, un punto negro apareció a la distancia, nos trasladamos velozmente hacia el lugar con las carabinas cargadas y apuntando. Cuando llegamos, la sorpresa fue mayúscula. Hallamos una patrulla de gendarmería que por poco nos lleva a todos presos.” En otra oportunidad lo que de lejos les pareció un guanaco era un minero buscador de piedras preciosas. Pero cuando las tormentas castigan las cumbres, o el hambre y la sed los persigue, los guanacos descienden al lugar. Las “guanaqueras” comienzan a correrlos, les van cerrando todos los pasos. Seguir la presa significa meterse en sitios por demás insólitos. “Si no consigue volver a subir al cerro —dice uno de los aventureros— difícilmente se nos escapa.” Matar al animal es lo menos importante. Interesan las peripecias que pueden realizar con el vehículo, vivir emociones desconocidas y descubrir lagunas, nevados y pendientes.
Es una sensación de tanta grandeza y soledad en la que uno puede morir aplastado —admiten con orgullo—, pero de la que se regresa renovado luego de vivir una honda experiencia.”

Revista Automundo
27/5/1969

Pie de fotos
-"En menos de dos meses se realizaron las nuevas instalaciones del «Zonda»,, —explica Antonio Meritello, presidente de la ASV—; "en todo ese tiempo se trabajó noche y día" (fotografía superior).
-En mayo de 1965 el circuito Parque de Mayo es el escenario de los sanjuaninos para sus competencias. En aquella época "El Zonda" era sólo un proyecto (fot. del centro).
-"Si me dan un Ford verán lo que pasa", habría dicho Julio Devoto hace muy poco en la sede de la ASV. Para no perder la mano, inventó la "guanaquera" (a la derecha).
-Izquierda: "Viajé a San Juan contratado por Zunino", cuenta el preparador "Cacho" Souza. En la provincia cuyana se siente muy bien, pero extraña a Rodríguez Canedo. Arriba: El Aeropuerto Internacional de "Las Chacritas" resultó el último escenario de emergencia, cuatro meses antes de inaugurar el autódromo.
-"San Juan - Coquimbo", sólo para reyes de la montaña.
-El cartel señala el lugar por donde pasa una de las carreras más "altas" del mundo.
-Pilotos sanjuaninos. De izquierda a derecha: Carlos A. Yanello, Ricardo Zunino, Héctor Sales, "Pelelo", Héctor López Gaído, Armando Antonio Acevedo, Rodolfo Oscar Magariños, Alberto Rey, José Lara, Suky Fernández, Jorge Rey, Eduardo Mallea, Ernesto Sánchez y Eduardo Kerman.
-Los cazadores de guanacos en San Juan también son "tuercas". La "guanaquera" de Héctor Sales salta un obstáculo.
-La primera carrera internacional en escenarios sanjuaninos. El "Zonda" lo puede todo.
 
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