Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Silvia Filler
Mar del Plata: Violencia en la ciudad feliz
De un enviado especial:
Bienvenidos a Mar del Plata. Aquí se asesina a estudiantes. Los automovilistas que arribaron a "la ciudad feliz" en la brumosa jornada del 31 de diciembre de 1971, encontraron, a pocos metros del puesto policial de acceso a la urbe balnearia, un cartel con el insólito saludo. Algunos repararon —sólo entonces— que quizás esta temporada de turismo sea distinta a las anteriores en Mar del Plata. Unos pocos, seguramente, memorizaron el nombre de Silvia Ana Filler, la joven estudiante de arquitectura muerta por los balazos de una banda fascista el 6 de diciembre del año pasado: en ese nombre y en ese crimen se encontrarían las claves de la violencia surgida junto al mar.

CRIMEN Y CASTIGO. "Hice los seis disparos del tambor contra la pared. Disponía de un revólver de la repartición, calibre 38 largo." Oscar Corres, dirigente del grupo político Concentración Nacional Universitaria y funcionario de la policía de la Provincia de Buenos Aires, hizo esas declaraciones al periodismo pocas horas después de haber sido detenido. Sobre él y sobre Juan Carlos Bigote o El Loco Gómez recaen hasta el momento las principales sospechas por el asesinato de Silvia Filler.
El 6 de diciembre, un grupo dirigido por ellos irrumpió en la Facultad de Arquitectura para disolver una reunión estudiantil. Esa noche, la sangre y la pólvora abonaron el tranquilo suelo marplatense, sembrando una tempestad de protestas que amenazan con estremecer la temporada turística.
Pocas horas después del atentado, Carlos Petroni —dirigente local del Frente de Izquierda Popular (FIP)— suscribía un comunicado, convocando a "la unidad del pueblo de Mar del Plata, para exigir justicia contra los asesinos y discutir la autodefensa del pueblo frente a las agresiones de las bandas del régimen”. Su llamado coincidió con el de otros partidos y en menos de una semana comenzó a gestarse la Coordinadora de Repudio y Justicia, formada por la mayoría de los centros estudiantiles y diez partidos políticos (radicalismo, FIP, Movimiento de Bases Peronistas, ambos socialismos, Partido Justicialista, comunismo, Partido Revolucionario de los Trabajadores, Encuentro de los Argentinos y Partido Socialista de la Izquierda Nacional). La Democracia Cristiana faltó a la cita: José Napolitano, uno de sus líderes, consideró que se estaba "inflando exageradamente el caso, más allá de sus verdaderas dimensiones”.
A partir de la constitución de la Coordinadora, menudearon las acciones de protesta "contra la represión”. Primero se limitaron a las declaraciones públicas, de inmediato el clamor de justicia se asomó a todos los paredones de Mar del Plata que fueron pintados con cientos de consignas y, por fin —como era previsible—, ganó la calle.
El lunes 27 de diciembre, la Coordinadora convocó a una reunión de padres, alumnos y ciudadanía en general, ante la Facultad de Arquitectura, para exigir que ésta fuese reabierta. Los padres de los alumnos suscribieron una declaración, autocriticándose por "haber estado alejados durante largos años de los acontecimientos diarios, sumidos en el no te metas tan en boga” y se dispusieron a concurrir al acto: no pudieron hacerlo. Ellos y los estudiantes fueron reprimidos por la policía provincial, que con un despliegue insólito, índice del temor de las fuerzas de seguridad por un marplatazo, distribuyó gas lacrimógeno en abundancia, y apresó a una veintena de alumnos.
Carlos Bruzzone, el conocido pintor que participa en la conducción marplatense del Encuentro de los Argentinos, se quejó ante Panorama: "Mientras la policía actúa contra nosotros, que exigimos justicia, los culpables del crimen —como Gómez— siguen en libertad", y agregó, con amargura: "No entiendo cómo el doctor Filler no participó del acto; él debió haber estado allí, en primera fila”.

LA ACTITUD DE UN PADRE. El doctor Filler, padre de Silvia, es uno de los mejores odontólogos de Mar del Plata. Directivo del centro que agrupa a los profesionales en esa especialidad y gobernador del Rotary Club, Filler asumió una actitud contemporizadora desde el primer momento: antes que exigir la aclaración del caso, instó a confiar en la acción espontánea de los investigadores y alertó contra “la utilización de la muerte de Silvia por sectores políticos”.
Durante la última semana de diciembre, Filler permaneció alejado de la ciudad —en Sierra de la Ventana— junto a su esposa y a sus otras dos hijas, Marta (20) y Lila (14). Al regresar, recibió a Panorama en su consultorio. "Tengo fe en que se hará justicia —aseveró—. Porque, de lo contrario, sólo quedaría para la gente digna la opción de hacerla por su propia mano.” En cambio, después de señalar que la suya es una familia democrática, se indignó contra el destino que hizo que Silvia "muriera en medio de un atentado político. No alcanzo a resignarme. Si hubiera muerto en un accidente, o de otra forma, la lloraría igual pero me lo explicaría, al menos”.

TRES MESES DE FELICIDAD. Todos los años, desde la segunda quincena de diciembre, Mar del Plata vive su efímera felicidad trimestral. Una escenografía hollywoodense cobra vida, miles de departamentos y chalets, que permanecen deshabitados durante el resto del año, son ocupados por una marea turística que se aglomera en las playas céntricas, en los restaurantes y boites.
Sociedad de hoteleros y comerciantes, Mar del Plata creció como un lujo balneario en un país al que le faltan muchas cosas necesarias. Favorecida por la ausencia de una ruta costera que facilite el acceso al mar cercano a las multitudes bonaerenses y porteñas, su clase pudiente quiso, una década atrás, adornar la ciudad con una universidad a la que pudieran acudir sus hijos. Hoy, ese chiche de antaño parece haber escapado al dominio de quienes lo proyectaron. Los 229 alumnos con que contaba la universidad provincial se convirtieron hacia 1966 en 740 y llegaron este año a más de 4.500. Si hasta la creación de los claustros Mar del Plata se desprendía de sus alumnos potenciales, en los años próximos la ciudad exportará graduados sin ocupación, ya que ese medio lujoso, chato y subdesarrollado no se halla en condiciones de brindar trabajo a quienes se licencien.
Una tal perspectiva, sumada a la inquietud que agita las aulas de todo el país, debía necesariamente perturbar a Mar del Plata. Era inevitable que algún conflicto surgiera entre quienes reciben diariamente, en las facultades, el mensaje de la cultura y la modernidad y un medio que tras el barniz de los grandes edificios esconde el atraso campesino. Así, la universidad marplatense se ha ido convirtiendo en una piedra de escándalo para los intereses que venden una felicidad apacible apta para turistas.
Justamente la noche de fin de año, la alegría de quienes brindaban en la boite X-39, en la esquina de Rivadavia y Santa Fe, se vio frustrada por las lágrimas. Una densa humareda de gas lacrimógeno se filtró por los ventanales: provenía de la calle, donde la policía había confundido a un grupo de vecinos y turistas jubilosos que festejaban el cambio de calendario, con estudiantes en son de protesta. Algo parecido sucedió el miércoles siguiente en la rambla: las fuerzas de seguridad, inquietas por posibles disturbios, dispersaron a algunos corrillos de veraneantes que comentaban los malos avatares meteorológicos que por más de una semana vedaron la playa a los bañistas.

REPUDIO Y JUSTICIA. Pero las protestas públicas se demoraron. La Coordinadora de Repudio y Justicia supo el martes 4 por la noche que la policía no autorizaba el acto programado para el viernes 7 en el estadio Bristol. Hasta el radical Luis María Sobrón —quien se esforzó durante una semana en evitar que las manifestaciones de la Coordinadora se dirigieran contra el gobierno— se vio obligado a reflexionar: "Esta prohibición es sorprendente —declaró—, porque no existen problemas legales para realizar actos en lugares cerrados”.
Los centros estudiantiles, el Movimiento de Bases Peronistas y el Frente de Izquierda Popular, a esa hora, se dedicaban a preparar actos relámpagos en distintos puntos de la ciudad: El Martillo, El Puerto y el centro. Los socialistas democráticos, de su lado, censuraron a "los partidos que acapararon la acción”. La Coordinadora comenzaba a destruirse por sus propias contradicciones. "Es algo inevitable —señaló el izquierdista popular Carlos Petroni—: luchar contra la represión no consiste meramente en denunciar a los asesinos materiales, sino en atacar las causas de la violencia reaccionaria: la proscripción de las grandes mayorías, en primer término. Y en esta coordinadora han participado varios grupos que usufructuaron durante años el poder usurpado al pueblo”.
El corresponsal marplatense de Clarín apuntaba el jueves que "existe escepticismo en la población sobre los resultados de la pesquisa”. Hasta ese día, por ejemplo, no se conocía la cara del prófugo Gómez sino por una foto publicada en El Atlántico. Los medios de comunicación no recibieron, como en otras oportunidades, un retrato o un identikit de mano de los investigadores. Tampoco hubo carteles con la leyenda Se Busca y muchos sostienen que el prófugo se encuentra ya en algún país limítrofe, cambiando moderadamente sus facciones y obteniendo documentos falsos para retornar. Quizás la Confederación General del Trabajo pudiera ayudar en la búsqueda de Gómez. Posiblemente allí se guarde alguna foto suya, ya que el presunto asesino de Silvia Filler fue investido del cargo de reorganizador de la CGT de Necochea por la dirección nacional del movimiento obrero organizado.

UNA VIDA QUE NO FUE. Más allá de los conflictos, de los gases, de las vacaciones, quizás alteradas por la protesta, resta —oculta por una telaraña de papel impreso— la incontrastable verdad de que luna vida en cierne fue tronchada.
Pocos días antes de morir Silvia había terminado un trabajo para la cátedra del profesor Gastón Breyer. Bajo el título de Mi Realidad la muchacha contó allí sus problemas de niña en tránsito hacia la madurez, su esfuerzo por salir de sí misma y darse a los demás, su romance adolescente con un estudiante porteño —Pecos—, sus conflictos familiares, y su vocación por comprometerse con la vida. El manuscrito ha quedado en manos de Lila, su hermana menor. Quienes lo han leído —Panorama entre ellos— saben que Silvia Filler es algo más que un nombre en la crónica periodística.
Una joven ha muerto. Mar del Plata despierta a la misma violencia que azota a otras ciudades del país. La justicia es la única que tiene la palabra.

Recuadro__________
Desde el 6 de diciembre, fecha del asesinato de Silvia Filler (foto 2, en ocasión del baile de egresada del colegio secundario), Mar del Plata cambió su rostro. Las manifestaciones de protesta por las calles del centro (foto 3) o en las barriadas se hicieron comunes. Y la presencia policial modificó el paisaje de la calle San Martin (fotos 1 y 4). En centenares de paredes florecieron inscripciones alusivas al crimen (foto 6). También el arte se comprometió con el clamor de justicia: el pintor Carlos Bruzzones produjo un mural alusivo (foto 5). En el cuadro, mientras un gendarme reprime las protestas de un joven, los asesinos huyen impunemente dejando tras de si el cuerpo muerto de la estudiante.

Pie de fotos
-Gases en el centro de Mar del Plata. Un desierto en pleno verano. Desolación por la muerte de Silvia
-Silvia Filler
-El padre: Roberto Filler
-El prófugo: Juan Carlos Gómez
-Carlos Petroni

Revista Panorama
11.01.1972
el asesinato de Silvia Filler
el asesinato de Silvia Filler

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