Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Las vicisitudes de San Telmo
Larga y honda es la fama del distrito, donde abundaron los guapos de taquito king size y cuchillo inquieto (según inventó Borges). Los años desgastaron esas prepotencias pero respetaron caserones cochambrosos y madreselvas querendonas "que trepándose van", según supo entonar la Libertad Lamarque. Hacia estos ayeres remanentes de Buenos Aires era lógico esperar que avanzaran los buscadores de "entourages" propicios para restaurantes y clubes nocturnos. A escasa docena de cuadras del corazón virtual de la metrópoli (Corrientes y Esmeralda), las callecitas empedradas de San Telmo ofrecen emplazamiento ideal para las sofisticaciones de la noche. Y así cundieron "El Repecho", "La Barraca", "Hidrógeno", lo de Giesso, "La Flor de San Telmo", "DaDa TuTu" y se reactualizaron "Gambrinus", "El Tirolés", "Rincón Federal", "Hon-Jin-Kai", "Las Tres Coronas", y eso. Algunos xenófobos sureños se muestran irascibles ante el gradual copamiento del distrito por obvios forasteros de costumbres extranjerizantes. Este malhumor suele reducirse a un par de frases masculladas por oriundos tomadores de mate en portal o señoras de esas que todo lo vivencian como "abominación y decadencia". Empero, esta semana algún exacerbado se movilizó hasta el grafito para amurar la siguiente advertencia: "Ni los yonis ni los bacanes harán San Telmo". Desoyendo estas amenazas, Heriberto Isaak (creador del exitoso Michelangelo) acaba de adquirir un vetusto inmueble erigido en 1630 por los laboriosos dominicanos para instalar un Michelangelo sureño. Macizos muros de 1,50 m de ancho, enorme portal (5 metros de altura) de madera forrada en chapa, ventanas de austera reja y tres cuevas de 34 metros de largo por 6 de ancho, son lo que se ve primero. Esas estructuras serán minuciosamente respetadas por el arq. Sergio Enquin aunque invistiéndolas de un alfombrado confort interior y sistemas de renovación de aire. También los espectáculos se renovarán cuando el establecimiento se ponga en marcha. Lo único afirmable, por ahora, es que fue contratado Astor Piazzolla y que, además, los lunes habrá conciertos simultáneos de música de cámara y música de jazz.
Otras novedades del área sur: el restaurante "La Barraca", que hasta hace poco funcionaba en Paseo Colón, entre Carlos Calvo y Humberto 1º, se está trasladando a la esquina de Carlos Calvo y Balcarce. Y el descuajeringado restaurante "Volga" (ahora vigorosamente encalado por fuera y aseado por dentro) será trasformado en santuario para fans del tango.
Revista Panorama
01.04.1969
 

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