Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Delia Parodi
El escándalo de la nueva "Evita"

Mientras Delia Parodi trata de “exculparse” invocando a “Evita”, el vandorismo espera ventilar con Perón el caso Alberte. Otro
viaje significativo: la CGT intentará dialogar con Pablo VI. A todo esto, el gobierno aguarda ansioso el regreso de Krieger Vasena para iniciar el despegue económico y remover a funcionarios que “no caminan”

"Cuando salgamos de aquí, vamos a hacer un asado con todos los que fueron detenidos”, propuso Bernardo Alberte durante su fugaz cautiverio del deslucido 17 de octubre. “Cómo no. Si primero desmiente la acusación que nos hizo de no pertenecer al movimiento”, retrucó uno de los seguidores del ex aliancista Guillermo Patricio Kelly. Allí empezó la discusión de quién está y quién no con los “muchachos peronistas”. Lo malo para la conducción es que fue la primera destinataria de esa duda corrosiva. Una disputa que en los últimos días comenzó a adquirir tintes de escándalo y ruptura.
La piedra de toque fue el operativo espectacular montado por Rogelio Coria, el sistemático dirigente de la construcción, en Rawson 42, la sede de su sindicato. Bajo la advocación de la segunda esposa del exiliado, y con la ayuda de Delia Parodi, que regentea la fundación “Esperanza Popular”, Coria (tal como adelantara SIETE DIAS) dispuso un reparto de ropas por valor de 5 millones de pesos para las víctimas de las inundaciones. “Sigo los dictados de Eva Perón; la acción asistencial no depende de las banderías”, explicó la turbulenta ex diputada aludiendo a la condición de “expulsado” de Coria.
No pensaba lo mismo el ex mayor Alberte quien en la noche del 23 dictaminó en un comunicado: “Coria no puede esconder su inconducta en la figura de Evita, ni Delia Parodi unírsele sirviendo a la dictadura gobernante y a la oligarquía enemiga de Perón y de su pueblo, sin quedar marcados ante la masa peronista como desleales a la causa del pueblo”. .
Calificada de “nueva Evita” por quienes acudieron en masa al local de la UOC para recibir su cuota de frazadas, zapatos y ropas, “como en las mejores épocas” según confió uno de los inundados, Delia Parodi —relegada al olvido en los últimos tiempos—, pudo lucir una sorpresa mayor: entre el séquito de mujeres que la secundaba podía verse a Ofelia Martínez, hermana mayor de “Isabelita”.

AL GRAN BONETE. — Pero el escándalo se propagó cuando al día siguiente de aparecido el comunicado, Augusto Vandor enviaba un telegrama de solidaridad a la Parodi, centro de las iras de la conducción. Era una manera de solidarizarse, además, con Coria. “El Lobo salió de la cueva y ahora inicia su ofensiva”, se entusiasmó uno de sus seguidores. La “ofensiva” consiste en este caso, en presentar batalla frontalmente antes que la “escalada” de sucesivas escaramuzas termine con el dirigente metalúrgico. El telegrama sirvió también para que el dúo Coria-Parodi se sintiera transportado a “las alturas”: “Yo lamento muchísimo que un delegado de Perón no tenga suficiente inteligencia política. He conocido a Alberte como edecán del general; en la lucha, nunca. Por eso yo no puedo entrar en pequeñeces. Ese señor es un enano”, resumió ante SIETE DIAS la ex jefa de la rama femenina del peronismo.
El clima de ruptura se acentuó aún más el miércoles 25 por la noche cuando, en la sede de Sanidad, la conducción oficial afrontó la reunión de “autocrítica” para analizar el fracaso del 17. Presidida por Alberte, asistido por Jorge Gianola, Héctor Sáinz y Joaquín Martínez, la reunión registró dos ausencias detonantes: los políticos y gremialistas del vandorismo y la del abogado Conrado Ortigosa. Bastó que alguien pidiera explicaciones para que Alberte estallara con una revelación inesperada: el famoso comunicado condenando a Coria y Delia Parodi, sería una simple circular interna. Quien la dio a conocer —se justificó el ex mayor— ‘sin que mediara autorización alguna’, fue Ortigosa, el flamante secretario ejecutivo de la Capital.
Horas antes de que se consumara esta “agachada” del delegado, según interpretación del vandorismo, ambos bandos no atenuaban sus mutuas acusaciones de “buscar la división del movimiento en connivencia con el gobierno”. Lo cierto es que hacia fines de la pasada semana, parecía inminente la partida de una misión de notables, digitada por Vandor, para formalizar las quejas en Madrid, y solicitar relevos inmediatos “para evitar el descalabro”.

FOR EXPORT. — Quienes mayores éxitos parecen haber acumulado en su favor, son los impulsores del “sindicalismo de participación” capitaneados por los directivos de Luz y Fuerza. Lo que comenzaba a configurar un enfrentamiento con el gobierno —la modificación del régimen para los trabajadores de empresas estatales, promovido por el Ministerio de Economía— fue claramente diluida por el titular de Trabajo, Rubens San Sebastián, al lograr una solución transaccional que admite la participación del sector sindical en la solución del espinoso problema de la racionalización administrativa.
En una tesitura frontalmente opuesta, la comisión de los 20 de la CGT trata de abrir nuevos frentes de lucha. Ante la zozobra del “Plan de esclarecimiento y movilización”, los mandos cegetistas tratan de ensayar la articulación de la encíclica "Populorum Progressio” como mascarón de proa para “unificar” la acción antigubernamental. El operativo se iniciará el 6 de noviembre próximo con un acto en la Capital, donde se espera la participación del obispo Gerónimo Podestá. El plan apunta a desarrollar una seña de reuniones en el que harían uso de la palabra un representante sindical y uno por la Iglesia “posconciliar”. La tesis: el gobierno exalta la “Populorum”, pero no la aplica. Lo más pintoresco del proyecto es que culminaría también con el viaje de una delegación a Europa para formalizar quejas y requerir apoyos, pero esta vez al Vaticano, ante el mismísimo Papa...

A LA ESPERA DE KRIEGER. — Mientras tanto, el clima político volvió a agitarse con el anuncio —luego desmentido— formulado por el ministro Borda, desde Comodoro Rivadavia, en el sentido de que sería modificada la Constitución nacional. Sin embargo, el tema aparece, por ahora, ubicado en el plano de la discusión y las conjeturas. “Proceder a la reforma de la Constitución constituye una meta obligada para la finalización del proceso revolucionario”, afirmó a SIETE DIAS el doctor César Bunge, antes de iniciarse una mesa redonda sobre el tema en el Centro de Estudios Argentinos. Julio César Cueto Rúa sostuvo, por su parte, que "si en este momento se reformara la Constitución sería un acto unilateral del poder. Pero si los cambios se producen a partir de técnicos y representantes de los partidos políticos, estaríamos frente a un procedimiento democrático”. Lo que interesa, obviamente, en dichos medios, es el tipo de “desemboque-constitucional y político que va a tener este proceso”.
En ese sentido, la reunión del presidente Onganía con los altos mandos sigue suscitando comentarios. “El presidente se ha visto obligado a desmentir ante su “partido” —que en la situación actual son las fuerzas armadas—, versiones sobre el corporativismo del gobierno”, escribió Carlos Alberto Floria en el matutino “La Nación”. Pero alertaba, al mismo tiempo, que “de tanto temer a los corporativistas (. . .) puede llegarse a mirar con prevención cualquier reforma que se intente para resolver el difícil problema de la representación política”. Lo que fue computado por los observadores como un importante acercamiento a la necesidad de reforma propugnada por el gobierno.
Con todo, los cambios pueden iniciarse en la propia esfera gubernamental. El viaje del ministro Krieger Vasena, que según él mismo puntualizara desde Europa que “no consiste en solicitar créditos”, puede ser decisivo. La “promoción institucional” de la Argentina, emprendida por el titular de la conducción económica, para lograr la confianza de los inversores europeos, puede implicar —de tener éxito— el despegue definitivo y la necesidad de ajustes en los elencos oficiales para viabilizarlo. De ahí que noviembre sea considerado un mes definitorio. Anuncios similares fueron formulados por el presidente Onganía en su recordado discurso del 7 de noviembre del año pasado. Entonces, también se trataba de “cambiar a muchos funcionarios que no caminan”.

Revista Siete Días Ilustrados
31.10.1967
 

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