Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Norma & Rascovsky & Mimí & Suárez
A propósito de "Bob & Carol & Ted & Alice", un film cuya temática provoca (y no sólo en Buenos Aires) las opiniones más disímiles, SIETE DIAS urdió el encuentro de cuatro personajes reales y notorios, de muy distinta extracción intelectual, para discutir sobre la cuestión más ríspida que plantea la película: la búsqueda del amor por caminos no convencionales. Por supuesto, no se trató de equiparar las situaciones que disfrutan -y padecen- los intérpretes de la ficción (foto de la izquierda). Las vedettes Norma y Mimí Pons, el psicoanalista Arnaldo Rascovsky y el "pariente" Edgardo Suárez hablaron, nada más, sobre cómo ellos conciben una auténtica relación amorosa

El amor, los cuatro costados del amor (lirismo, sexo, represión, engaño), el amor a uno mismo, a otro, a varios simultáneamente (amor físico, sexualidad pura), las relaciones sin amor, la sola placidez de la piel, las nuevas formas del encuentro sexual (intercambio de parejas, matrimonios amigos), el encuentro y desencuentro psíquico que produce la voluptuosidad sin fronteras, la libertad sexual que se yergue sobre el cadáver de la agónica moral victoriana ... Desinhibida, puntillosamente, un film norteamericano de enorme éxito en Buenos Aires (Bob & Carol & Ted & Alice) se propone enfrentar todos esos aspectos de la revolución sexual que atolondra al mundo; en síntesis, cuenta la historia de dos parejas, dos matrimonios (los cuatro, amigos íntimos) que llevan sus afectos hasta los límites del amor, acostándose en una misma cama. El rechazo que provocó el film en cientos de espectadores encuestados en la sala de estreno por SIETE DIAS, la perplejidad con que lo enfrentaron otros, la apasionada defensa que hicieron unos pocos de esas nuevas formas de relación, más el hecho realmente insólito de que la censura argentina aceptara (quizá por primera vez en su historia) que el público argentino es adulto y capaz de analizar los temas considerados tabú, motivaron que SIETE DIAS recreara, a su manera, la experiencia que describe da película.
Para ello reunió, la semana pasada, cuatro personas: dos hombres, dos mujeres. Les propuso la misma aventura: que soltaran amarras, que relegaran la formalidad, las poses exteriores, e intentaran conocerse, saber qué pensaba cada uno del otro, qué haría cada uno en determinadas circunstancias, qué amor pretendía cada uno para sí. La intención de esta insólita mesa redonda había sido, en principio, la de repetir con ciertas, variantes, con las limitaciones propias de la función periodística, las experiencias psicológicas que se realizan en algunos laboratorios norteamericanos (descriptas claramente durante los 10 primeros minutos de la película); pero la realidad, como acostumbra, destruyó todas las suposiciones: fue imposible, en frío, reproducir una experiencia sensorial donde cada uno barbotara su conflicto, dramatizara su problema; se logró, en cambio, la más auténtica confesión de los participantes sobre algunos de los aspectos que plantea Bob & Carol, aventura de la que no pudieron escapan los periodistas encargados de organizar la reunión ni los psicólogos especialmente convocados para asesorar a los hombres de SIETE DIAS.
La sesión comenzó a las 10 de la noche del lunes de la semana pasada. Se prolongó hasta las tres de la madrugada. Los cuatro protagonistas de la representación se sentaron juntos, espontáneamente: la vedette Norma Pons (27, primera figura del teatro El Nacional) pareció adoptar el rol de pareja del doctor Arnaldo Rascovsky (64, psicoanalista, introductor del psicoanálisis en la Argentina, miembro didacta y ex presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina); Mimí Pons (25, también primerísima vedette del teatro El Nacional) invitó, por su parte, a Edgardo Suárez (39, one-show-man, animador, locutor) a que compartiera su asiento. La elección de estas parejas ficticias no fue caprichosa. Norma y Mimí Pons conjugan lo que tiene de erótico la mujer argentina: son vedettes, es decir, son las portaestandartes del sexo. Edgardo Suárez, a su vez, se reconoce como un hombre en permanente búsqueda de nuevas formas de relación amorosa: su presencia en la reunión era inevitable. El psicoanalista Rascovsky no era menos necesario: su teoría de que sólo la libertad sexual aplacará los instintos agresivos, evitará la destrucción del hombre, obligaba a que se constituyera en el cuarto en discordia, o en concordia.
Alrededor, para enjuiciarlos, atacarlos, preguntar, dos psicólogos, Jorge Colapinto (27, profesor de la Universidad Provincial de Mar del Plata, docente de la Universidad de Buenos Aires) y Rodolfo Bohoslavsky (28, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires), cinco periodistas, cuatro de ellos del staff de SIETE DIAS, y el restante, Mario Enrique Ceretti (40), director de la agencia de prensa Surameris Noticias.
Todo —como los comienzos promisorios— se inició serenamente. Sólo al promediar la charla (catártica, incoherente, desmesurada), se exaltaron los ánimos, privó la sinceridad. Lo que sigue son los tramos principales del encuentro, recogidos en versión taquigráfica.

SIETE DIAS: —Ustedes ya conocen las reglas del juego. Si no vieron la película Bob & Carol & Ted & Alice no tiene mayor importancia. Aquí no están reunidos para criticar el film sino para recrear una situación, una circunstancia que ustedes manejarán como crean necesario, apelando a artilugios intelectuales o dejándose sentir, simplemente, tratando de decir lo que les viene a la cabeza, sin inhibiciones. A lo único que trataremos de ceñirnos es al tema de la, película: la búsqueda de nuevas formas del amor. El resto debe correr por cuenta de la fantasía de cada uno de ustedes. ¿Está claro?
Norma Pons: —Yo jamás voy a ver ese tipo de películas. Me basta con palpar a diario la realidad que vivo; no quiero meterme más líos en la cabeza. Yo prefiero las películas rosas, bonitas, que no me hagan pensar.
Mimí Pons: —¿La película se refiere a los problemas de fidelidad en un matrimonio?
Edgardo Suárez: —Los desencuentros de la pareja, la crisis de la pareja.
Arnaldo Rascovsky: —La película es mucho más profunda que eso: plantea algunos de los problemas de la revolución sexual que sacude al mundo. No se trata de la crisis de una pareja sino de una situación social, donde están involucrados todos los individuos.
Mario Enrique Ceretti: —Además, se habla del intercambio de parejas, un hecho bastante común en los Estados Unidos.
Rascovsky: —No tan común.
Suárez: —Era más común entre los indios.
Mimí: —Yo conozco casos en Nueva York: se estila.
Suárez: —Lo que pasa es que a nosotros nos da un miedo bárbaro aceptarlo. Porque nuestro país está asfixiado por el oscurantismo. O sea: nosotros somos bisnietos, nietos o hijos de onanistas.
Norma: —Nosotras hicimos una vez un sketch donde se representaba esa barbaridad: había diez personajes, cinco hombres y cinco mujeres que, de espaldas al público, simulaban eso. La gente se levantaba y se iba, asqueada.
SIETE DIAS: —¿Eso qué significa para ustedes?
Norma: —Que en este país todavía hay decencia.
Ceretti: —La gente se sentía ofendida y se iba.
Suárez: —¿Pero de qué se puede ofender la gente? ¡Por favor! Si en este país, hace 15 ó 20 años, las mujeres más influyentes eran las madamas; sí, señor, las entregadoras del placer, las guardadoras del sexo: ellas les entregaban mujeres a tipos fundamentales para el destino del país. Eh, ¿qué me dicen?
Ceretti: —Que la profesión de madama está en franca decadencia. Es el progreso.
(El chiste afloja las tensiones. Las risas dejan de lado otros comentarios y la discusión se encarrila nuevamente, retomando la temática del film. Hasta ese momento, la única que parece molesta, asustada por lo que se dice, es Mimí. Contrariamente, Edgardo Suárez se exalta, se apasiona, toma de un trago medio vaso de whisky.)
SIETE DIAS: —En la película hay una escena donde Bob le relata a su mujer que tuvo relaciones con otra mujer. Carol toma el asunto con absoluta naturalidad ...
Rascovsky: —Así es, ella tiende a conformarlo a él, que estaba abatido por la culpa.
SIETE DIAS: —Les proponemos que se pongan en esa situación. ¿Qué piensan de la infidelidad consentida?
Rascovsky: —Antes de hablar de eso convendría hacer un análisis de la cuestión en su conjunto, globalmente. Está claro que la revolución sexual ha producido la ruptura de la hipocresía. Evidentemente, todo hombre, toda mujer, casados o en pareja,, por felices que sean, han tenido fantasías sexuales con otros, aun situaciones concretas. La polisexualidad, o el intercambio del objeto amoroso en la relación sexual, es bastante frecuente, sólo que se oculta. El problema central es que el ser humano busca mayor verdad y eso enseña Bob & Carol.
Norma: —Yo ya no entiendo más nada. ¿Esa es la verdad? ¡Por favor! ¿Adonde vamos a parar así? ¿Cómo va a ser la vida de una pareja por ese camino?
Rascovsky: —No se puede pronosticar tanto. Lo importante es romper esa ficción que se entiende por pareja. Para ello hay patrones de organización social. Hay matrimonios —en otras partes del mundo— de diez con diez, de un hombre con diez mujeres, o al revés. La pareja actual es sólo una ficción que únicamente tiene validez desde el punto de vista de la organización filial.
Norma: —¿Entonces la pareja tiende a desaparecer?
Suárez: —Esta sociedad tiende a desaparecer.
Rascovsky: —La que no existirá es la pareja permanente. Salvo que a un individuo le interese mucho. Porque así como hay gente que quiere comer pollo toda la vida, habrá personas que no aceptan la diversidad de gustos ...
Suárez: —Ese es un asunto generacional, señor. Nuestros padres y nuestros abuelos no rompieron nunca el cordón umbilical. Lo rompían sólo cuando estaban gagás, viejos. En cambio, ahora, el cordón umbilical se rompe en seguida y los chicos ya tienen un montón de experiencias a una edad que para nosotros era la del balero.
SIETE DIAS: —Doctor Rascovsky, ¿no le parece que esa revolución sexual a la que se refirió afecta negativamente la relación entre padres e hijos?
Rascovsky: —Hay organizaciones sociales en las cuales los matrimonios son de cuatro con cuatro, y los hijos se crían bastante bien: al fin, tienen 8 padres.
SIETE DIAS: —¿Cuál es la opinión de Mimí sobre el matrimonio?
Norma: —Ella no tiene experiencia.
SIETE DIAS: —¿Ninguna?
Mimí: —Yo creo en el amor, no en el matrimonio.
SIETE DIAS: —¿Como Edgardo Suárez?
Suárez: —Yo me casé varias veces. La primera por iglesia y registro civil, como manda la ley. Las otras, por amor.
SIETE DIAS: —¿Nunca fuiste infiel?
Suárez: —Esta, la etapa de mi último matrimonio, es la primera de fidelidad. Ahora la fidelidad no me pesa como antes. Al contrario, es una cosa natural en mí: lo importante es encontrar una pareja.
Jorge Colapinto: —El problema es, entonces, de búsqueda. Todo ese asunto de la revolución sexual es una búsqueda. Hay una pérdida primero —la que sentimos actualmente— de la seguridad que representa la idea de la pareja eterna. Entonces la gente experimenta: los matrimonios colectivos son nuevas maneras de buscar, de encontrar la media naranja. Aunque esté repartida en gajos, al final es una ¡media naranja.
Rodolfo Bohoslavsky: De lo que se está hablando es de una revolución sexual parcial, porque en definitiva, si el problema consiste sólo en hallar una pareja, no hay ninguna revolución. Simplemente, varían las tácticas del cortejeo; uno se da la posibilidad de tener distintas experiencias hasta llegar a la pareja definitiva ... y todo sigue como era entonces. Yo entiendo como revolución sexual otra cosa: la posibilidad de distribuir entre varios objetos amorosos la obtención del placer.
Suárez: —Pero vos hablás sólo de placer, de cosa sexual. Una pareja no es sólo sexualidad.
Norma: —La sexualidad es un 50 por ciento de la pareja.
Mimí: —Un 90.
SIETE DIAS: —Pero de lo que se trata, lo que señaló Bohoslavsky, es ¿por qué una sola pareja, un solo amor? ¿Por qué no dos o más?
Suárez: —He tenido cuatro, ocho .. .
SIETE DIAS: —Se habla de cuatro simultáneamente.
Suárez: —Sí. Yo estoy dispuesto a vivir cualquier tipo de experiencia con mi pareja ...
Norma: —Yo soy demasiado antigua para ustedes ... Soy partidaria del noviazgo, del hombre que sepa conquistar, seducir.
SIETE DIAS: —¿Alguna vez te conquistaron?
Norma: —Nunca. Soy una mujer muy especial. Todavía no encontré al hombre que me quiera conquistar con las armas que a mí me gustan... Lo único que ven los hombres es mi físico.
Mimí: —Los hombres se creen que somos fáciles porque somos vedettes.
SIETE DIAS: —En definitiva, ustedes dos aceptan solamente la pareja tradicional, ¿no creen en la experiencia que plantea la película?
Norma: —Yo no acepto nada, porque a mí la sociedad no me acepta. Nosotras, las vedettes, somos la resaca. Me da bronca ...
(Norma se ofusca. Está dolorida. Quizá por primera vez durante toda la conversación se manifestó tan ferozmente; hasta el punto que provocó otra confesión, inconsciente, de uno de los participantes, el aparentemente desinhibido Suárez.)
Suárez: —¿Qué tiene la gente contra la pareja bien constituida? ¡A mí, mi mujer jamás: me va a ser infiel!
Rascovsky: —¿Por qué no seguimos mejor con la temática de la película? En Bob & Carol surge claro que la persistencia de la pareja se debe a la relación extraconyugal.
Suárez: —Entonces no hay infidelidad.
Rascovsky: —Llámela como quiera, pero la situación real es ésa. La mujer de Bob, Alice, acepta esa relación extraconyugal de su marido, porque así ella encuentra su propia libertad.
SIETE DIAS: —¿Usted ha sido infiel?
Rascovsky: —¿Y eso qué tiene que ver? Una de las condiciones importantes de la vida en común es que cada uno debe tener ciertas cosas exclusivas, íntimas, para él solo.
Bohoslavsky: —El film no habla de infidelidades, sino de una relación entre cuatro. Si esa relación se hubiera concretado ...
Ceretti: —Hubieran prohibido la película en la Argentina.
Norma: —¿Me pueden explicar cuál es el mensaje de la película?
Rascovsky: —Que el amor es posible entre más de dos.
Norma: —¡Ah, qué maravilla! Dentro de poco vamos a estar todos en el obelisco haciendo el amor ... Cualquiera con cualquiera. ¡Vaya porquería!
SIETE DIAS: —Norma adelantó una opinión que es respuesta a la pregunta que queremos hacerles. ¿Qué harían ustedes en una situación similar a la que plantea la película?
Suárez: —Si contestamos todos, los entrevistados y los que entrevistan, yo acepto responder. Que nadie escape al juego. ¿Aceptan los periodistas?
SIETE DIAS: —Aceptamos.
(Ninguno de los protagonistas atina a romper el fuego. Toses, risitas cómplices. Finalmente, se inicia la ronda.)
Ceretti: —¿Cada uno de nosotros tiene que decir qué haría puesto en una situación como la de la película? ¿Y entre amigos? Yo, a menos que estuviera loco, desde ya digo que no. De a una en fondo ...
Norma: —Totalmente de acuerdo. ¡Qué falta de respeto entre amigos! Después vienen los comentarios... ¡Déjense de macanas!
Mimí: —Lo único sublime para una mujer es que esté entre cuatro paredes con su hombre, sin que nadie la vea. Ni loca aceptaría otra cosa. En todo caso, el tercero que esté para aplaudir.
SIETE DIAS: —¿Y Edgardo Suárez?
Suárez: —¿Edgardo Suárez qué?
SIETE DIAS: —¿Qué harías en esa situación?
Suárez: —Considero que es una situación normal. ¿Y usted, Rascovsky?
Rascovsky: —Yo, considerando que estoy muy atrasado y tengo los prejuicios de mi época ...
Norma: —Usted está muy evolucionado, doctor...
Rascovsky: —Decía que no puedo dejar de considerar las posibilidades evolutivas del ser humano. Posibilidades que yo no tengo, porque estoy muy enfermo ...
Norma: —Pero, doctor, ¿usted cree que yo estoy muy enferma porque dije que lo haría con una sola persona y entre cuatro paredes? ¡Qué equivocado está! Me encanta el amor como cada uno lo siente.
Rascovsky: —Se está contradiciendo. ¿Y si hay gente que siente el amor entre cuatro simultáneamente?
Norma: —Hablo de la pureza en las relaciones; eso no es pureza. La sociedad nos dice que ...
Suárez: —La sociedad sos vos.
Mimí: —Norma habla de la suciedad, no de la sociedad ...
Norma: —Seriamente, la intimidad es sublime.
Rascovsky: —El homosexual cree que su intimidad es con otro hombre, y las parejas de a cuatro creen en el amor de a cuatro. ¿No es sublime entonces?
SIETE DIAS: —¿Por qué no nos dice qué haría usted, doctor Rascovsky?
Rascovsky: —Mis dificultades personales no marcan mi criterio. De ninguna forma, me opongo a cualquier relación amorosa, pero mis prejuicios ...
Suárez: —Que usted conserva...
Rascovsky: —A veces he querido romperlos, no los conservo siempre.
Suárez: —Usted es un prejuicioso. Por eso vino con corbata.
Rascovsky: —Hoy tuve que asistir a un congreso de psiquiatría.
Suárez: —Debió ir sin corbata.
Rascovsky: —Entiendo lo que me quiere decir, pero resulta que me puse la corbata.
(Insólitamente, el psicoanalista desanuda su corbata y se desabrocha la camisa.)
Rascovsky: —¿Ahora está mejor? Bien, yo creo que quien tiene capacidad para amar de manera no convencional, debe hacerlo... Lo único negativo es la sociedad que pretende imponerle pautas.
SIETE DIAS: —¿Pero qué haría usted en una situación como la que plantea la película?
Rascovsky: —Lo haría.
Norma: —Doctor, me hace ruborizar
SIETE DIAS: —¿Continuamos con las respuestas? Colapinto...
Colapinto: —Puesto en una situación así, de a cuatro, y siendo yo uno de ellos, me sentiría muy incómodo. No la aceptaría.
Suárez: —Ahora le toca a la gente de SIETE DIAS.
José Tcherkaski (redactor): —Depende de los otros tres.
Rascovsky: —Así es fácil ... Usted delega en los otros. ¿Quién sigue?
Pablo Ananía (redactor): —Racionalmente aceptaría una situación de a cuatro. Pero mis limitaciones me impedirían concretarla. Me refiero a los prejuicios, las imposiciones morales a las que nos sometemos todos ...
Bohoslavsky: —Todos no.
Suárez: —¿Vos sí?
Bohoslavsky: —Nunca estuve en una situación de a cuatro, pero lo haría. Primero, porque considero que la amistad es una cosa muy linda y, segundo, porque el sexo es una cosa muy linda. Posiblemente la primera vez me sienta un poco molesto, pero me alegraría querer a tres personas al mismo tiempo.
Suárez: —¡Qué lindo!
Bohoslavsky: —Creo que si quisiera a quince personas, me relacionaría con las quince.
Suárez: —¡Qué lindo!
Bohoslavsky: —Lo que pasa es que es bastante difícil querer a una sola persona.
Colapinto: —Ha sucedido algo curioso. Cuando Bohoslavsky dijo tres personas, Suárez lanzó un "¡qué lindo!" y cuando dijo 15 profirió "¡qué lindo!" con mucho mayor énfasis, como si el asunto de la libertad sexual se pudiera sintetizar en eso de que cuanto más gente mejor... Pienso que. en realidad, se pueden seguir varios caminos: el de la cantidad, el de la calidad ... Lo que me parece un poco chingado es pensar que todo lo que sea salirse del esquema clásico de la pareja es revolucionario.
Suárez: —Pienso que en la medida en que superemos los problemas del sexo vamos a desarrollar mejor nuestras posibilidades intelectuales. ¿Seguimos con la ronda?
Osvaldo Tcherkaski (Jefe de Redacción) : —Yo tengo 32 años y soy víctima, o protagonista, de la rutina y el prejuicio. No podría participar de una situación como la propuesta por el film, y menos entre amigos. Creo creer en el amor.
Norberto Firpo (Director): —Yo estoy absolutamente condicionado por la sociedad. Aunque racionalmente creo en el matrimonio, la relación normal de la pareja, la monogamia, pienso que eso no está en la naturaleza del hombre. De manera que se produce en mí una puja; pero puede más el condicionamiento, el prejuicio; yo no entraría en una situación como ésa.
SIETE DIAS: —Con esta última opinión finaliza el juego propuesto. Queda ahora una última pregunta. Sólo se hará a los cuatro protagonistas de esta mesa redonda. Queremos saber qué opina cada uno de ustedes del otro. Luego, los psicólogos harán su observación sobre el grupo en general.
Rascovsky: —Yo voy a hablar de los tres juntos: de Norma, Mimí y Suárez. Pienso que en los tres hay una gran ignorancia sobre el problema sexual. Los tres están sometidos a prejuicios fuertísimos. Son muy primitivos.
Suárez: —¿Yo también?
Rascovsky: —Sí.
Suárez: —Yo no tengo prejuicios.
Rascovsky: —En cuanto a las chicas, pienso que actúan como de costumbre. Tienen que decir las cosas que ellas quieren que aparezcan publicadas en la revista. Son vedettes. Las obliga el cartel que tienen y deben promocionarse.
SIETE DIAS: —¿Qué piensa Norma del doctor Rascovsky?
Norma: —EÉ nos ha dicho que somos ignorantes en cuanto a sexualidad. Yo veo tanta cosa fea a mi alrededor que me siento feliz de ser tan ignorante. Aparte de eso, el doctor me parece de una calidad humana increíble. Ahora bien, jamás pisaría su consultorio.
SIETE DIAS: —¿Qué impresión te produjo Edgardo Suárez?
Norma: —Es un tipo genial. Y aunque él, quiera aparecer como un superado, en el fondo es igual que yo, tan ignorante como yo.
SIETE DIAS: —Te resta hablar de Mimí.
Norma: —Es muy chiquita todavía ... Le falta vida, años.
SIETE DIAS: —Mimí, tus opiniones, por favor.
Mimí: —Voy a decir una sola cosa. No soy una intelectual, ni una psicóloga, para pensar sobre cada uno de ellos. Pienso que si lo que dijeron fue sincero, absolutamente sincero ..., bueno, los aplaudo. Y que Dios los ayude.
SIETE DIAS: —Edgardo Suárez...
Suárez: —El doctor Rascovsky me ha decepcionado, me ha defraudado ... Primero, porque vino con corbata y se la sacó; después porque yo esperaba encontrar un tipo nuevo; no joven, nuevo. Y él todavía está inhibido generacionalmente. Pese a eso, lo admiro porque ha planteado valientemente muchas cosas que no se le ocurrirían a un hombre de 64 años ... En cuanto a Norma y Mimí, son dos muchachas que ... ¿cómo decirles? Son el proletariado de la vida de Buenos Aires.
SIETE DIAS: —Resta ahora la opinión de los psicólogos.
Colapinto: —Creo que Norma y Mimí fueron los personajes más auténticos de esta reunión; se mostraron como son; cómo piensan, cómo sienten. Edgardo Suárez es para mí un poco la encarnación de la película: un tipo auténtico que por ahí se equivoca y hace de su búsqueda una pose.
Bohoslavsky: —Yo lamento que esta reunión haya sido organizada por periodistas. No había suficiente libertad como para una comunicación verdadera. De todas maneras, el doctor Rascovsky confirmó la imagen que yo tenía de él: es una persona madura, en el más amplio sentido de la palabra, como persona y como profesional. Quisiera llegar a la edad que él tiene con la lucidez que tiene. Pienso que no es fácil para un psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina hablar con la fluidez, la libertad, la soltura con que él lo hizo. Por su parte, Norma fue muy sincera, es cierto. Mimí, un poco aniñada. Y Suárez también es un niño que trata de mostrar una imagen de revolucionario, pero que en el fondo no la tolera. No basta con hablar de cambio, hay que saber soportar también toda la ansiedad, la contradicción, las dudas, el desgarramiento interior que supone un cambio.
SIETE DIAS: —Les agradecemos a todos que se hayan prestado a esta experiencia. Sólo lamentamos que nuestra presencia los inhibiera. Pero no había más remedio.
Revista Siete Días Ilust4rados
8/2/1971

 

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