Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Oscar Bonavena
LA TRAMA SECRETA QUE CONSPIRA CONTRA BONAVENA
por Ulises Barrera

BonavenaEl 2 de diciembre próximo Oscar Bonavena y Jimmy Ellis cruzarán sus guantes para ganar el derecho a disputar el encuentro final. El match será en Louisville -la ciudad natal del púgil de color- y, aunque se permitirá la actuación de un jurado argentino, las garantías no son plenas. Están en juego poderosos intereses económicos e incluso políticos

Tal como lo barruntábamos, Oscar Bonavena y Jimmy Ellis combatirán el 2 de diciembre en Louisville, la ciudad más populosa del estado de Kentucky y de la que es oriundo el púgil norteamericano.
Marvin Goldberg, representante del campeón argentino en el Norte, se opuso, en principio, a dicho escenario teniendo en cuenta las obvias razones psicológicas y de probable parcialismo localista que asistirían a Ellis. Pero diversos motivos lo forzaron a la aceptación definitiva.
Mike Malitz, promotor general de este torneo, le explicó por correspondencia a Juan Carlos Lectoure que en Louisville existen mejores perspectivas que en Los Angeles, ciudad mencionada con antelación como probable sede del match. El fundamento más importante que esgrime Malitz está referido al elevado monto de dinero ofrecido por los promotores locales. Además, allí se permitirá la actuación de un jurado argentino, Héctor Chaumont, y un árbitro neutral, lo que representa, para Bonavena, las garantías mínimas indispensables. Según Malitz, en Los Angeles — donde la comunidad argentina radicada es muy densa— las autoridades de la pelea serían locales y, por otra parte, la propuesta financiera formulada ha sido de tono menor.

LA TRASTIENDA
Quien más esfuerzos hizo para llevar este “show-business” a Louisville, fue nada menos que Bob Evans, presidente de la Asociación Mundial de Boxeo. Es necesario recordar aquí que Evans llegó a ese cargo luego de una turbulenta convención del citado organismo, durante la cual los delegados latinoamericanos pusieron de manifiesto su disgusto por la hegemonía dictatorial de los norteamericanos en el máximo ente pugilístico. Lo cierto es que ahora, capitalizando esa posición de privilegio, Evans intenta llevar agua para su molino personal. Pero no persigue intereses económicos, como podría presumirse, sino políticos. Experto en “public relations” y desde su sillón de acaudalado banquero, Evans actúa en campañas electorales del estado de Kentucky. Y dada la mentalidad con que se consumen allá estas cosas, el “acontecimiento”
Bonavena-Ellis dejaría dividendos promocionales para una senaduría detrás de la cual anda Evans, el resistido zar del boxeo institucional, en cuyo puño derecho está aprisionada esta selección de los pesos pesados. Analizado esto, surge espontáneamente una sugerencia: que la publicitada neutralidad del árbitro sea real. Aunque suponemos que tratarán de dilucidarla buscando a uno que no haya nacido en Louisville...

LOS TEMORES DE ANGELO
Cuando esperábamos en Frankfurt el avión que nos traería de regreso luego de la confrontación de “Ringo” con Mildenberger, nos encontramos con Angelo Dundee, entrenador de Cassius Clay y de Jimmy Ellis. Habíamos observado sus movimientos en el campo de entrenamiento del peleador argentino y tuvimos la sensación de que cumplía objetivos de “espionaje”. Dundee había dicho a voz en cuello y ante quien quisiera escucharlo, que Bonavena derrotaría a Mildenberger. Y hasta llegó a pronosticar el K.O. Pero en medio de su inusitada euforia, no dejó de analizar con detención el estilo de nuestro compatriota en sus sesiones de guantes.
Al iniciar el diálogo dejó trasuntar cierta preocupación. “No sé si Ellis será el próximo rival de Bonavena. . . Habrá que estudiar si conviene hacer ahora esa pelea. . .” Su actitud nos llevó a preguntarle a boca de jarro cuál era su vaticinio con respecto al resultado. Su contestación fue el silencio. Pero no sonriente y confiado, sino todo lo contrario. Quedó ensimismado unos instantes y, de pronto, expresó: “Cassius Clay dijo que Bonavena es un gordito con guantes. . . ¡Él sí que es un campeón!” Mientras le hacíamos notar que nos había birlado la respuesta, le recordamos que Bonavena, en cierta oportunidad, le espetó al gran Cassius que era un gallina.
Dundee se despidió afirmando que ninguno de los pesados incluidos en el certamen podría con Clay. Pero no agregó palabra sobre Ellis. Simplemente, reiteró que él creía que Bonavena iba a medirse con otro rival.
Pero Bonavena y Ellis tendrán que cruzar sus guantes para ganar el derecho a disputar el encuentro final. ¿Habrá logrado Dundee ciertas garantías. . .?
He aquí uno de los más serios y complejos problemas que deben considerarse en torno a la corona de los pesos completos. Que ha sido, siempre, la más significativa en cuanto a trascendencia y la de mayor rendimiento en las taquillas.
Los norteamericanos, venidos a menos en la mayoría de las once categorías aceptadas internacional-mente, han mostrado preferencias singulares por la máxima. Y, mientras ello les fue posible, exhibieron con orgullo a su campeón blanco. Admitieron, posteriormente, que Joe Louis era tan digno de respeto como el que más. Pero recibieron con sumo beneplácito la aparición del pétreo Rocky Marciano. Y si bien Cassius Clay asomó en medio de un panorama desértico como “rara avis”, pronto se convirtió en porta voz de tendencias que culminaron haciéndolo aparecer, ficticiamente, como líder de su raza.

COMO INVENTAR UN TORNEO
Desalojado Clay, un profesional perfectamente controlado en tal sentido, hubo que inventar este torneo. El cuadro existente no ofrecía matices: sobre nueve postulantes, siete estadounidenses, un alemán y un argentino. De aquellos siete, un blanco (Jerry Quarry, tan sólo 22 años y 28 peleas; con cuatro empates, uno ante Patterson, y una sola derrota frente a Eddie Machen); para mal de males, el mejor de todos, Joe Frazier, en manifiesta rebeldía, como que quedó fuera de la selección.
Ernie Terrel, para muchos un firme aspirante, fue derrotado por That Spencer, quien deberá celebrar la semifinal con Quarry, ya que éste eliminó al “viejo” Patterson. Ellis, deberá celebrar la semifinal. Ellis, vencedor de Leotis Martin, ya la tiene asegurada con Bonavena. Pero esto no está del todo claro y mucho me nos definido.
Tenemos motivos sobrados como para suponer que el cetro no saldrá de los Estados Unidos. Y si va a parar a manos de un extranjero es porque hay recaudos contractuales que aseguran los servicios del nuevo campeón en el área que predeterminen los zares. Porque, al margen de este tamizado selectivo, quedan varios negocios en pie. Quizá los más abultados. Y si no alcanza a verse nítidamente lo que tratamos de señalar, que cada uno responda a estos dos interrogantes: ¿Cuál es el futuro de Joe Frazier? ¿Qué pasará con Cassius Clay si sale indemne del juicio a que está sometido?

FRAZIER Y CLAY
“Congelado” Clay, Frazier es el mejor pesado. Con 23 años y una brillante campaña amateur que lo llevó al título olímpico en Tokio, en 1964, ha realizado en el profesionalismo este récord: 17 peleas de las que ganó 15 por fuera de combate y 2 por decisión. Es decir, marcha invicto. Tiene buen peso, excepcional capacidad física acrecentada por un entrenamiento metódico y gran potencia. En su última presentación ante el canadiense George Chuvalo, a quien aniquiló en cuatro rounds, causó admiración por su velocidad, caudal ofensivo y contundencia.
No intervino en la comentada ronda mundial, porque los responsables de su conducción están muy bien relacionados con la Comisión Atlética de Nueva York, entidad tradicionalmente enemiga de la Asociación Mundial. Y si bien se sospecha que esa comisión está dispuesta a realizar su propia y brevísima selección para designar a un campeón mundial paralelo, hace unos días sucedió algo muy sugestivo.
La lumbalgia de Bonavena, dramatizada hasta límites increíbles en Buenos Aires, corrió como reguero de pólvora en Norteamérica. Tanto, que el propio Malitz llamó con urgencia a Lectoure preguntándole si “Ringo” seguía participando o no en las ruedas de clasificación. De ese elemento de juicio, tan inesperado como valioso se tomaron los managers de Frazier para sugerir que se lo incluyera a éste en lugar del púgil argentino.
El intento se frustró porque Bonavena sostiene que combatirá. Pero quedó en evidencia que Frazier y su gente se muestran dispuestos a olvidar rencores institucionales para no perder el tren. . . Y la AMB estará obligada a tenerlo en cuenta. Ahora o después de consagrado el nuevo campeón. Primero, porque Frazier es un innegable valor y tiene méritos sobrados; segundo porque el negocio será redondo.

LA VUELTA DE CLAY
En cuanto a Clay, baste con recordar las palabras de Angelo Dundee: “¡Tiene unos deseos locos de volver al ring! Sólo está esperando que se termine la enojosa cuestión con el ejército. Este problema le ha postergado la posibilidad de ganar varios cientos de miles de dólares. . .! Por eso es que se sigue entrenando como si tuviera pelea en pocos días. . .”
¿Para qué agregar más? El único que puede hablar ahora es Bonavena. Con los puños...
Revista Siete Días Ilustrados
28.11.1967

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