Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

TURISMO ANEXO J EN PARANÁ, ENTRE RÍOS
LLEGÓ LA MONOTONÍA
MONGUZZI, PACHELO Y "LARRY" GANARON SIN APREMIOS LA TERCERA CARRERA DEL AÑO PARA TURISMO ANEXO J. TIERRA QUE YA NO HA DE VOLAR, UNA FIESTA A MEDIAS Y UN FUTURO INCIERTO.

Por ALBERTO DEL PRIORE
Fotografías: FÉLIX RIAL VIGGIANO

CONGREGAR 76 INSCRIPTOS luego de dos semanas de intensa actividad, incluyendo una devastadora San Juan - Coquimbo, con una trascendental carrera de TC a poca distancia constituye un auténtico mérito para toda institución que organice competencias automovilísticas. El Club de Volantes Entrerrianos lo logró, y no es de extrañar. Paraná, junto con Concordia, tuvieron la elogiable virtud de sacar a Entre Ríos del prolongado letargo automovilístico en que vivió hasta no hace mucho. Hoy, la provincia litoraleña se encuentra entre las principales potencias en la materia, pero el "boom" tiene su explicación, no es obra de la casualidad; gente con ganas de trabajar es la clave del proceso. Además, Entre Ríos cuenta con un público entusiasta y consecuente, que gusta del automovilismo en grado superlativo y permite con su concurrencia cristalizar sabrosa taquilla. Como bien dijo un miembro del club organizador, "... en Paraná tenemos formado el público para las carreras. Ya pasó la época en que para organizar una había que asegurarse que ese mismo día no hubiera ninguna otra actividad deportiva en la ciudad, y además permitir apuestas para atraer a la gente del turf".
Lamentablemente, el domingo, ese mismo público se llenó de tierra al borde de un circuito de diagrama agradable pero aún incipiente en su estructura. Por fortuna, el organizador prometió, con pruebas a la vista, "esta es la última carrera que hacemos con el piso de tierra". La pavimentación y ampliación del trazado es un hecho. Se imponía, para estar de acuerdo con las exigencias de la hora y no quedar atrás respecto a la vecina Concordia, que en un mes tendrá finalizada la pavimentación de su autódromo. La palabra actualizarse figura en el orden del día para la gente de Entre Ríos.

DOS EN UNO
Las pruebas de clasificación y la carrera en el mismo día quizá sean un buen método para las competencias del torneo zonal, pero no para una jornada del campeonato argentino. No pocas fueron las quejas que escuchamos al respecto del plantel participante. Es mucha exigencia para la dupla hombre-máquina.
"Porque el espectador está acostumbrado a pasar el día de camping completo", fue la razón; no dudamos que se debe atender la
preferencia del "soberano", pero no hay que descuidar los intereses de quienes brindan el espectáculo. Fusionar las dos jornadas en una resulta agobiante y además nadie está acostumbrado a ello. Es una medida que hay que rever.
La carrera transcurrió en un clima de cierta monotonía. La superioridad mecánica de los vencedores en las distintas clases fue factor determinante al respecto. No hubo mayor lucha y, por ende, faltó el condimento esencial: la emoción. En la clase A, por ejemplo, Monguzzi venció sin oposición. Claro que para ello el cordobés viajó muy cerca del límite de sus posibilidades. Los tres segundos de ventaja que capitalizó en la segunda vuelta fueron definitivos e imposibles de descontar por parte de sus seguidores. No obstante, es de suponer que la lucha en que se trabaron Prono, Antelo y Kember por el segundo puesto lo favoreció; no es lo mismo viajar sólo que en pelotón. De todas maneras, Monguzzi fue quien marcó el ritmo girando en el orden del minuto veinticinco segundos. Prono, con depurada mecánica Berta, y Osvaldo Antelo, con merma de rendimiento respecto al sábado, se mantuvieron en el tiempo, pero había tres segundos por medio. El auto del preparador capitalino asomó como el más veloz el sábado. Trabajando a un saludable régimen de 7.500 vueltas, se tornaba hueso duro de roer, incluso para Monguzzi, quien ponía además mucho de su dote personal.
El domingo, el motor de Antelo cayó un poco en vueltas y todo quedó definido de antemano. No obstante, pudo pelear con altura y garra un segundo puesto que, para amargura de Prono, alcanzó en la última vuelta. Éste, por su parte, al tratar de recuperar la posición perdida encaró mal ¡una curva y fue superado por el joven Mauricio Kember, típico producto del Campeonato Zonal Cordobés para Standard, que ingresó en el círculo mayor con todos los honores.

JUGUEMOS EN EL BOSQUE...
Ausentes los "monstruos sagrados" de la Clase B, un compacto y presuntamente parejo lote de Fiat y Peugeot prometía brindar el espectáculo del día; todo quedó en promesa.
Roberto Pachelo, en consagratoria actuación, repitió lo de Monguzzi y ganó de punta a punta sin mayores zozobras. Poco a poco fue aumentando su ventaja hasta lograr el margen que le permitía trabajar con tranquilidad, aunque esto no significara merma en su ritmo de marcha, que se mantuvo constantemente en 1'24" y monedas. Detrás suyo vimos mucho entusiasmo pero poca mecánica. Vicente Linares hizo todo lo que estuvo a su alcance y quedó cinco segundos atrás. Ferruccio Bruno, tercero, también realizó un trabajo impecable, escalando posiciones paulatinamente luego de una largada deficiente. Otro que se distanció fue Alfredo Arizu hasta que su cupé Fiat mermó el rendimiento. Luego, entre los muchos debutantes, un nombre para tener en cuenta aunque abandonó: Roberto Becco, joven y talentoso, pero sin medio mecánico.

LA COSTUMBRE DE GANAR
De la clase grande poco hay que decir. "Larry" puede ya expresar con orgullo que ganó las tres primeras carreras del año (y la última de 1968 también). Su superioridad fue aplastante. Manejó con solvencia y pulcritud en un escenario donde la mayoría viajó mucho de costado, cruzando el auto más de lo necesario y practicando un "power slide made in casa" que más de una vez terminó en trompo. A las diez vueltas, el piloto oficial IKA ya llevaba 30" de ventaja al segundo, Julio Gotte, que declaró mecánica Berta.
El chileno Raúl Jara completó el lote destacable de la clase junto con el joven Roberto Moura, que tras una espectacular largada que le permitió puntear tres giros, abandonó.
Con la postergación de la Vuelta de la Manzana, el Turismo Anexo J tendrá ahora un valioso respiro después de 15 días de intenso ajetreo. Veremos si para entonces algo cambia. El panorama está por demás monótono y eso no le hace bien a ninguna categoría.
Revista Automundo
03/1963




ir al índice de Mágicas Ruinas

Ir Arriba