EL ZARANDEADO SOCIALISMO NACIONAL
LOS gobiernos reaccionarios intentaron siempre persuadir a la opinión pública de que las luchas políticas son necesariamente egoístas y persiguen únicamente intereses nefastos para el futuro nacional. En todas las oportunidades omitieron agregar que la despolitización está acompañada por una consolidación del orden preestablecido —que no es necesariamente el orden—, y que favorece a la inmovilidad, al conservadorismo y a las clases poderosas en detrimento de los humildes.
Socialismo nacional

La actualidad argentina ofrece al observador bibliográfico una politización caótica, pero fecunda, que se traduce en una sorprendente proliferación de libros y revistas en los que predomina un tema: el Socialismo Nacional.
Dentro de esa línea reapareció, después de ocho años, la revista "Pasado y Presente", dirigida por José Aricó, en la que colabora un grupo muy capacitado de estudiosos del marxismo. Los análisis que publica no son estereotipadas repeticiones de fórmulas europeas o soviéticas, sino que, tomando como base la realidad latinoamericana, pueden afirmar, con fundamento, que algunas tesis de Marx resultan erróneas. Por ejemplo, que el capitalismo habría de unificar y homogeneizar al mundo o que se produciría un proceso de extinción de la dimensión política en cuanto a dimensión separada y opuesta a lo social. Este despojamiento de anteojeras ideológicas les permite acercarse al peronismo en una actitud más abierta y menos prejuiciada.
En las diversas publicaciones peronistas prevalecen las notas sensacionalistas, o que responden a sectores en pugna. La excepción es la revista "Militancia", a cargo de Rodolfo Ortega Peña y Eduardo L. Duhalde, que sobresale por su pensamiento rector, que va más allá de los hechos inmediatos y procura obtener una visión total del proceso histórico. En consecuencia, advierte claramente que la ofensiva contra Chile y el pueblo uruguayo se inserta en una política del Departamento de Estado norteamericano, en la que también está involucrada la Argentina, cercada en el aspecto económico por la agresiva política exterior del Brasil, que está, a su vez, financiada por los préstamos de Estados Unidos. En la instrumentación de una contraofensiva que destruya la dependencia, tiene un papel fundamental el Justicialismo, y desde ese junto de vista se dedica a denunciar a los conservadores, burócratas y adulones infiltrados en el movimiento político nacional mayoritario.
La revista "Envido", por su parte, encaró desde que fue fundada, la divulgación de ensayos de interpretación del Peronismo y el Socialismo, y reprodujo la mayor parte de las declaraciones del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo sobre el mismo tema.
A partir de varios trabajos de Rodolfo Puiggrós y Jorge Abelardo Ramos editados hace años, referidos a las izquierdas y la cuestión nacional o el peronismo y el marxismo, se produjo una verdadera avalancha de libros que desarrollaron los mismos tópicos desde los más variados enfoques. Sin pretender elaborar un índice completo, entre ellos, se pueden mencionar: "Peronismo y Socialismo", por J. J. Hernández Arregui; "Izquierda, Peronismo y Socialismo Nacional", por 'Conrado Eggers Lan; "Nacionalismo histórico o Materialismo histórico", por Eduardo Astesano; "Peronismo y Socialismo Nacional", por Alberto Belloni; "Hombre, Marxismo y Cristianismo", por J. Aduriz; "Nuestra opción por el Peronismo", por Rolando Concatti; "Socialismo Nacional, el poder peronista en marcha", por Carlos A. Fernández Pardo (Ver "Redacción" Nº 5); "Peronismo: teoría e historia del Socialismo Nacional", por Norberto Ceresole y Carlos P. Mastrorilli; "Socialismo Nacional", por Fernando Nadra, y otros.
En medio de los más variados intentos que pretenden cobijarse en un todavía confuso Socialismo Nacional, se vislumbra una apertura ideológica del peronismo de muy fértiles consecuencias. Antaño, tanto el socialismo como el nacionalismo eran ideologías que tuvieron relativa vigencia: el primero entre sectores de trabajadores extranjeros y el segundo en élites conservadoras autóctonas; por lo tanto, no podían conciliar justicia social con tradición telúrica. Hogaño, asistimos a una laboriosa simbiosis que está imbricando a las dos corrientes, imprescindibles para un quehacer histórico argentino con lisonjeras proyecciones de futuro. [O.A.T.... presumiblemente Oscar A. Troncoso]

PERONISMO: TEORIA E HISTORIA DEL SOCIALISMO NACIONAL
por Norberto Ceresole y Carlos P. Mastrorilli, Edit. Corregidor, Bs. As., 1973; 427 pág.
NINGUNO de los dos autores son improvisados sobre los temas que desarrollan en este libro. Carlos P. Mastrorilli fue secretario docente del Departamento de Sociología y profesor de Sociología Política en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires; escribió "El problema de la legitimidad revolucionaria del peronismo", "Proyectos hegemónicos en el Río de la Plata" y otros que analizan los fenómenos de la política contemporánea desde la perspectiva de los países dependientes; fue director del Centro de Estudios e Investigaciones Sociales (CEIS). dedicado a la búsqueda de la transformación económica, social, cultural y política de la Argentina. Norberto Ceresole enfoca otras especialidades, como lo indica su primer libro, "Ejército y Política Nacional"; su trabajo, en colaboración con Miguel Gazzera, "Peronismo: autocrítica y perspectiva"; "Geopolítica de Liberación" y numerosos ensayos más.
Ceresole se ocupa en el volumen intuitivo de este comentario, de llevar a cabo una historia crítica de la llamada Revolución Argentina (1966-1973). Según su opinión fracasó por intentar un modelo de desarrollo económico, bajo dirección burguesa y conducción militar, que dejó expedito el camino para un modelo socialista nacional. Ello ocurrió, porque, al no ser viable el método liberal, el eje social se trasladó al proletariado y la conducción, en vez de ser vertical, se transformó en horizontal, permitiendo el acceso de las organizaciones de los trabajadores a Los-controles político-económicos.
Afirma que la Argentina debe superar ideológicamente la antinomia liberalismo-comunismo ortodoxo, con una democracia socialista que logre destruir el neocolonialismo por un lado, y permitir la presencia efectiva del poder político, por otro. "El concepto de democracia socialista es perfectamente homologable al concepto de socialismo nacional —agrega—, que es el objetivo histórico específico del concreto movimiento popular argentino, que tiene su columna vertebral en el peronismo".
Advierte que, en lo externo, la recomposición de fuerzas a escala continental ha considerado al Brasil como punta de lanza de un nuevo intento de integración imperialista; y en lo interno, la élite dirigente tradicional, presionada por un movimiento popular incontenible, se esfuerza en reestructurar las relaciones de dependencia con formas políticas más aceptables y que para conservar el Poder Político, por sobre cualquier alternativa, acepta concesiones extremas.
Mastrorilli, a su vez, trata de desentrañar las bases para la construcción del socialismo en la Argentina, partiendo de la premisa de que no será un sistema particular exclusivo sin conexiones con la marcha de otros pueblos, ni la determinista repetición del proceso de países desarrollados bajo otras condiciones. Para demostrarlo, despliega luego su pesquisa en sucesivos capítulos dedicados al Peronismo, el Estado y la Liberación Nacional, la concentración y desconcentración del poder en el Estado revolucionario, el esquema de funcionamiento del Estado Socialista, el tema del Partido, la producción del Derecho, Política y Cultura, y a una teoría de la auto gestión.
Para que el proceso culmine en un socialismo nacional, de acuerdo con el autor, es previo que el carisma de Perón vaya dejando paso a una cosmovisión totalizadora de la realidad, para oponerla al proyecto liberal-burgués manejado por las fuerzas dominantes hasta el 25 de mayo de 1973; la doctrina peronista a la ideología del socialismo nacional y el espontaneísmo a la organización revolucionaria de las masas.
Hasta el momento, el peronismo, su actuación a lo largo del proceso político nacional y sus perspectivas futuras no habían sido interpretados con tanta amplitud y autocrítica. El libro de Ceresole y Mastrorilli constituye una fuente a la cual va a ser necesario volver una y otra vez en estos tiempos de expectativas y esperanzas, para elogiarlo o discrepar con él, lo cual comporta un mérito singular. [O.A.T.]

SOCIALISMO NACIONAL, por Fernando Nadra, Edit. Sílabo, Bs. As., 1973, 235 pág.
EL dirigente Fernando Nadra, director de "Nuestra Palabra", órgano oficial del Partido Comunista, con el afán de separar la paja del trigo en el tránsito revolucionario, consagra su libro a remover lo que considera un gran obstáculo: la concepción nacionalista burguesa del Justicialismo que se ha mimetizado bajo la forma de Socialismo Nacional.
El socialismo es el tema de nuestro tiempo, afirma en las primeras páginas, todo el mundo lo es, pero con alguna tonalidad distintiva. Son socialistas con aditamentos: humanista, democrático, africano, árabe, cristiano o nacional. Este último, "puesto en boga por Perón en los medios justicialistas, y repetido en forma indiscriminada, no significa en boca de sus más altos voceros sino el afán de engañar a las masas: se habla de socialismo, para ir al encuentro de un profundo anhelo de la clase obrera y el pueblo; y se le agrega lo de nacional, para desviar a ese pueblo revolucionarizado del verdadero régimen socialista que es, por su esencia de clase, solidario e internacionalista".
Emprende a continuación un largo y minucioso itinerario a través de las opiniones de Héctor J. Cámpora, Raúl Matera, Francisco Licastro, Hernández Arregui, Raimundo Ongaro, Rodolfo Galimberti, Jorge Antonio, Vicente Solano Lima; Marcelo Sánchez Sorondo, Conrado Eggers Lan, Rolando García, Jorge Abelardo Ramos, Blas Alberti, J. E. Spilimbergo, Ricardo Carpani, Justino O'Farrel, Gonzalo Cárdenas, Roberto Carri, los Sacerdotes para el Tercer Mundo y muchísimos más. Para llegar a la conclusión de que "la clase obrera, los jóvenes y demás combatientes peronistas, que anhelan un verdadero socialismo, aunque lo llamen nacional, tendrán que buscar otros caminos que conduzcan a él. El Justicialismo de Perón gira inevitablemente dentro de la esfera del capitalismo".
Dedica en seguida un capítulo a las "variedades socialistas" de antes y después de Marx, a las que califica de concepciones reformistas, no científicas o pequeño-burguesas. Confabulaciones de la derecha para desviar a las masas del único camino que conduce al socialismo, que es el marxismo-leninismo del Partido Comunista. El socialismo nacional —reitera Nadra— es una burda mistificación del socialismo; sus sostenedores, con mil argucias, defienden la propiedad privada, los monopolios a los cuales proponen "controlar" o "educar", la conciliación de clases, la tercera posición entre el capitalismo y el socialismo. El capítulo final es un panegírico del socialismo en la Unión Soviética como el modelo para el mundo entero.
El cuestionamiento que Fernando Nadra hace a la mayor parte de los predicadores del Socialismo Nacional está fundado, porque, en muchos casos, se trata de oportunistas que nada tienen que ver con una auténtica sociedad socialista, sino de aprovechados, que utilizan esa cobertura para pasar otra ideología o mezquinos intereses de contrabando.
La deficiencia más notoria imputable al trabajo del dirigente comunista es su óptica estrecha, que no reconoce valor alguno al poderoso fermento ideológico que recorre al Justicialismo de un extremo a otro, y que hace que sus militantes busquen con pasión un camino argentino para los problemas nacionales. Por eso, se lo puede considerar como un aporte a la polémica sobre el Socialismo Nacional, pero un aporte que debe ser revisado críticamente.
O.A.T.

Revista Redacción
Director Hugo Gambini
08/1973

 

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