Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

ISABEL: SARLI, ¿NO?
—Tengo que llevarla, no tiene solución. Usted, m'ijita, eligió este camino ...
—¿Que yo elegí este camino? Lo eligieron ellos ... usted, todos. ¿Por qué no puedo hacer lo que yo quiero?
—Usted hace mal a la sociedad, la pervierte y la envicia.
—Yo no. Me buscan, me pagan, me usan, me dejan, me olvidan, me recuerdan, me necesitan.
En ese momento, el policía suelta a la mujer que, por supuesto, se llama María. Luego, aparece "Uno".
Uno: —Vamos ...
María: —¿A dónde?

Más o menos así comenzará la ópera 23 de Armando Bo e Isabel Coca Sarli. Comenzó a rodarse el lunes 20 de diciembre. El obeso guión, escrito en colaboración por Bo y Dalmiro Sáenz, se llama Intimidades, "pero el verdadero nombre —agrega Ángel Acciaresi, canoso y dicharachero director de El Bulín y Un gaucho con plata, y fiel colaborador de Bo-Sarli— es Intimidades de una Prostituta".
"Al principio, Armando iba a ser el cafishio —sigue—; pero, cuando fuimos a asesorarnos en el Departamento de Policía, el comisario nos dijo: «Pero ustedes están treinta años atrasados. Los cafishios ahora son hombres finos, a veces mujeres, y trabajan con chicas modelos». Entonces cambiamos todo. Ahora, Armando es el magnate que vive en Bariloche y se enamora de ella, y el cafishio es Jorge Barreiro. La otra vez, Barreiro estuvo divino en una entrevista. Le preguntaron: «Y usted, con esa cara, ¿es cafishio?» Y él contestó: «Quién sabe si detrás de esta cara de bueno... no se oculta un cínico»."
Acciaresi hojea el guión encarpetado en cartulina verde. Entra otra persona del equipo con dos rollos de Eastman-color: "No se consiguen rollos, con esto del dólar.. protesta. Acciaresi continúa entusiasmado: "Usted vio, antes Armando Bo era director, Armando Bo era autor de la música, Armando Bo era guionista, Armando Bo era actor. Ahora —Armando tiene cosas así— decidió cambiar todo. Dijo vamos a cambiar, e hizo el guión en colaboración con Dalmiro Sáenz. Y qué elenco tenemos ahora... Sabina Olmos, Golde Flami, Guillermo Battaglia, Juan José Míguez. Ricardo Passano... Passano es el comisario, Aída Luz es una compañera de prostitución, Sabina Olmos es la mamá de Isabel. Y el padrastro. El padrastro la usa a Isabel para pagar las cuentas, así entra ella. Ella no tiene la culpa: ése es el mensaje, ¿entiende?".
Todo concluye; en la oficina de la calle Lavalle, en la productora, Isabel Sarli concede el sí. Durante una semana postergó los encuentros, se negó a las entrevistas; al parecer, le disgustan "ese tipo de semanarios". Pero, una periodista insistió y ella, tal vez por complicidad femenina, aceptó la entrevista. Sonreía al principio, como a la defensiva; un escote enorme precedía a un vestido floreado con volantes; el pelo suelto, sin excesos de grasa. realmente bella —típicamente italiana—. con el cutis perfecto, comenzó a hablar mientras Armando Bo decía: "Las voy a dejar solas".
¿Cuáles son las cosas que más le gustan de todas las que hay en mundo?
—¿De todas las que hay?
—Sí, claro.
—Bueno, las plantas y los animales.
—¿Puede decir otra?
—Sí, estar con mi madre.
—¿Qué planta le gusta más?
—Todas. Tengo muchas; en mis dos casas. Animales también.
—¿Qué clase de animales?
—Tengo perros, pájaros, tortugas, de todo un poco. Tortugas, tengo cinco; flamingos, tengo cuatro; tengo un papagayo, tengo cotorras, cardenales. Pájaros tengo de todas las clases en una pajarera grande. Tengo gallinas, patos, pavos. Tengo de todo, me gustan mucho los animales. Y, además, tengo dos caballos de carrera: Primerizo y la hermanita, Payalinda. Primerizo tuvo algunos contratiempos últimamente, pero espero que pronto gane; en cuanto a Payalinda, ahora está en el campo, la están domando; creo que debuta el año que viene.
—¿Cuáles son las cosas que menos le gustan, las que más odia?
—¿Lo que más me da bronca?
—Sí.
—Bueno, la gente falsa. Ser falso, interesado, eso es lo que me molesta.
—¿Puede odiar a una comida o a algo abstracto?
—No, las comidas me gustan todas. Soy muy comilona. Me gustan las pastas, la comida italiana.
—¿No tiene que cuidarse?
—Por suerte no. Aunque, claro, siempre tengo que estar con el peligro; usted sabe, uno nunca se imagina cuándo va a empezar a juntar kilos. Flaca no soy, ¿no? Pero, volviendo al otro tema, lo que más me disgusta es una persona falsa e interesada. Sí, eso es lo que me da más bronca. Por eso digo, mejor sola que mal acompañada... o estar con animalitos, que son fieles, ¿no?
—¿Cómo fue su infancia ¿qué recuerda?
—Bueno, muchas cosas. Más bien, fue una infancia triste. Porque fue una infancia en que no tuve hermanos; bueno, tuve un hermanito que falleció. Yo pienso que en una familia grande todo es más lindo, todo es más alegre. Además, me quedé sin padre. .. murió cuando yo era chiquita. Tampoco pude estar mucho con mamá, así que no tuve una infancia muy... en cuanto a hogar de padre y madre se dice. No, no lo tuve. Mi madre, eso sí, fue madre y padre a la vez. Nací en Concordia, en Entre Ríos; después vine a Buenos Aires, a los alrededores de Palermo. Fui al colegio que está en Las Heras y Coronel Díaz, el Rafael Herrera Vega.
—¿Y su adolescencia?
—Empecé a trabajar temprano. Estudié en el Liceo Figueroa Alcorta; después hice hasta primer año comercial y estudié inglés en la Cultural Inglesa, la que está en Charcas. Pero esto lo dejé porque justo salí Miss Argentina, en el '55, y abandoné todo y empecé a trabajar de modelo y en publicidad.
—¿Puede decir su edad?
—Sí, no hay problemas: tengo treinta y cinco años.
—Su carrera, entonces, ¿la comenzó en el 55?
—No, antes era modelo. Había hecho fotos para los barcos argentinos. En ese entonces estaba el barco "Eva Perón", los de la Flota Mercante. Yo hice fotos para ellos, y también para la máquina Remington. Y estuve de secretaria unos meses en una agencia de publicidad; ahí fue cuando empecé a ser modelo. Se me presentó la oportunidad con Henry Kegan, un gran fotógrafo argentino, el ex marido de Olga Massa, fotógrafa de la Avenida de Mayo. Bueno, ahí trabajaba Kegan; él habrá muerto hace unos ocho años. Fue quien me aconsejó que me presentara al concurso de belleza. Yo trabajaba en la agencia Eter, que existe hasta el día de hoy; con el concurso, bueno, cambió todo. Fue una cosa inesperada, me apabulló, ¿no?
Yo siempre he sido tímida, pero dicen que los tímidos son más bien extremistas; ¿será por eso que yo hago este tipo de cine? Además, con el diablo de Armando al lado, ¡imagínese! Yo en el '56 continué trabajando como modelo. Aunque más que nada, en ese entonces no se hacía, como, ahora, avisos de fotógrafos. No se hacían cortos para televisión, fotos afiches por las calles, todas esas cosas. Fui la modelo más fotografiada del año, gané el torneo de ese año. En el cine me inicié con 'El trueno entre las hojas'; hace sólo trece años que estoy en el cine. Bueno, el 2 de octubre pasado hizo trece años.
Ahora ya tengo 22 películas con Armando y una con Torre Nilsson. Nada más, otra experiencia cinematográfica no tengo.
—¿Alguna vez había pensado que podía ser actriz? '
—Yo quería ser secretaria. Nada más. Lo de modelo me gustaba, eso sí. Siempre me gustaba tener amigas, probarme la ropa de ellas... Bueno, esas cosas sabe la atracción que tienen, ¿no?
— ¿Tuvo vergüenza cuando hizo desnudos?
—Bueno, sí, fue uno de mis principales problemas. Hasta el día de hoy es uno de mis principales problemas a pesar de que he hecho desnudos en todas mis películas con Armando. Todavía tengo problemas. Por eso, justamente, no hemos iniciado a tiempo la filmación que estaba programada: el cameraman, que se llama Francisco Mirada, y el foquista, que se llama Francisco Expósito, estaban haciendo otro trabajo. Yo no quiero cambiar de cameraman. A ellos los conozco desde hace años, siempre estuvieron en mis películas. Siempre tratamos de constituir el mismo equipo, salvo problemas de fuerza mayor, un fallecimiento, por ejemplo; entonces, cambiamos, ¿no? Pero es como una familia pequeña; no me gusta hacer cambios, y con ellos, además, estoy a gusto, son como parte de la familia de uno, no la miran como una mujer desnuda sino que ya me comprenden, saben como soy. Además, me pongo histérica. Me sale la sangre napolitana. Echo a todos, echo a todos. Siempre me parece que veo a alguien de más. Solo quedan tres en la filmación. Echo a todos. Si no son necesarios, ¿para qué se van a quedar? Así trabajo más tranquila. Los desnudos trato de dejarlos para el final de la película. Como si no fueran a venir. Y finalmente llegan.... porque la película hay que terminarla, ¿no?
—¿El primer film debe haber sido lo más terrible?
—Sí. El trueno entre las hojas sí, porque —esto es una cosa requeterrepetida— me habían prometido una malla color carne, y jamás apareció. En esa época se había estrenado 'Un verano con Mónica' y Armando me llevó a ver la película para ver lo que se hacía. "Pero —me dijo—, vos vas a usar una malla color carne". Pero en la filmación no apareció. Tenían, en cambio, una toalla color rosa; bueno, hay muchas diferencias entre una malla color carne y una toalla rosa... en plena selva, en Paraguay.
—¿Le hicieron una trampita?
—Entonces me dijeron, bueno, un río encajonado en la selva, mirá que la cámara está lejos, que esto, que lo otro, que se te ve como un piojito. Claro, yo no sabía nada de lentes que acercaban, yo no sabía nada de nada. Después me dijeron que me iban a dejar abandonada en la selva, que me decidiera. Y lo hice. Pero, claro... después estaba en primer plano.
—¿Le dio rabia cuándo lo vio?
—Sí tuve grandes problemas, especialmente grandes problemas con mi madre. Ella no quería saber nada con ese tipo de films. Yo misma, el día que se estrenó El trueno entre las hojas, sufrí mucho cuando vi lo del desnudo. Claro que eso fue la suerte de uno, el destino. Ahora es cosa común, pero en aquel entonces, le hablo de trece años atrás, era muy distinto, tanto que me hicieron notas en Life, Time, y Associated Press mandó al exterior notas sobre el escandalo del estreno. ¡Las colas que había en el cine! También se estrenaba, justo enfrente, 'Pasaron las grullas'; cuando nosotros fuimos a mediodía con Armando y Antonio Motti, que era el productor —fuimos a ver la marquesina—, vimos una cola, ¿no? Y entonces, este señor amigo nuestro, era un gordito, decía "es para Pasaron las grullas". Después lloraba de emoción porque no, porque era para El trueno. Bárbaro. Luego vinieron los Sabaleros, India y aquí estamos ahora.
—¿Cuál fue la película que tuvo más éxito?
—Bueno, la que nos ha llevado a todos lados fue Fuego. Usted sabe, Fuego está en inglés, Fuego está en alemán, Fuego está en francés, Fuego está en italiano. Y desde hace tres años atrás, porque acá teníamos problemas con la censura. Después, otra que sigue el mismo camino de Fuego es Fiebre, que es sobre la cría de caballos de carrera y erotismo, y amor, de todo un poco. Este es el anuncio en inglés de Fever, y este es Extasis Tropical, Tropical Extasy, una película que ya estrenó en Nueva York y en todos los Estados Unidos. Hay otras tres en inglés que no se conocen acá y que ya fueron estrenadas en todas partes.
—¿Cuál fue el film que más le gustó?
—La Burrerita de Ypacaraí, porque me encanta la típica mujer paraguaya que vende sus mercancías en un burrito; es un personaje que yo siempre quise mucho. Desde que comencé a ir al Paraguay quería encarnar a las burreritas; después lo hice. Esa película me encantó, después Fuego, Fiebre, hablando de las últimas.
—¿Qué piensa del hombre argentino?, ¿como lo definiría?, ¿cuáles son sus defectos y sus virtudes?
—Bueno, en todas partes hay hombres con defectos y virtudes. Son seres humanos. Un ser humano en general perfecto no puede ser: hay bueno y malo y de todo.
—¿Cuál es la visión que usted tiene de su público?
—Bueno, muy buena, muy simpática. La gente que nos sigue a nosotros es la mayoría, es el pueblo, ¿no?
—¿Qué aconsejaría a quienes quisieran seguir sus pasos?
—No es que no le pueda contestar, si no que no sé qué contestarle. Eso no lo pensé ni para mí. La verdad que no sé [le habla a Bo]: no sé que contestarle en cuanto a qué consejo le daría a las chicas que quieran seguir mis pasos. En mi caso, fue una cuestión de azar y de destino, encadenada cada vez por una nueva obligación más. Por eso estoy en esto; no por vocación.
Intercede Bo:
—Es difícil encontrar alguien que tenga la tenacidad, que tenga la constancia, que tenga la visión de Isabel. Muy difícil; Isabel aguantó muchas cosas. No crea que fue fácil.
—Bueno, eso es una verdad. Cuando uno quiere lograr algo en la vida tiene que ser un poco tenaz, ¿no?, y aguantar muchas cosas.
—¿No hacer caso de lo que digan?
—Si hubiera escuchado las cosas que dicen algunos periodistas solamente, ya hubiese cambiado de profesión; pero, como no me importó, seguí adelante y creyendo siempre en Armando, que me ha aconsejado en todo.
—¿Cuáles son las personas que más quiere?
—¿Las personas que más quiero? Va a ser difícil encontrar. .. Tengo a mi mamá y a Armando. Son dos. Ahora ... ¿ dónde encuentro las otras ? No, no puedo decir, porque poner a algún amigo a la altura de Armando y de mi mamá, no puedo.
—¿Qué preguntó? —dice Armando.
—Lo que yo más quiero en la vida: mi madre, Armando y mis perros. Me vuelvo loca por mis perros. Los considero hermanos míos, los adoro.
Armando tercia:
—Isabel no tiene amigos.
—Tengo compañeros, muchos, y compañeras. Pero amigo, amigo, amigo íntimo, y qué sé yo. No. Para mí es difícil. Para otros es fácil decir que tienen amigos, pero para mí no.
Armando afirma:
—Isabel es sincera contestando, ¿eh? No anda con vueltas.
—¿Qué piensa de todas las nuevas ideas sobre la libertad sexual?
—En cuanto a eso, cada cual debe obrar,por sí mismo.
—¿ Relaciones -prematrimoniales ?
—Bueno, yo le contesto así muy francamente, como dice Armando. El que quiere que la ejerza, como si fuera una profesión así, y el otro que no la quiere que vaya por la Iglesia y que las haga en forma legal. Para mí es indiferente; yo creo que cada cual debe hacer lo que lo haga más feliz.
—¿No le parece inmoral?
—No inmoral. No, porque yo pienso que todo ser humano debe ser libre para hacer lo que él quiera y, entonces, si a usted le parece que está perfecto hacer eso, ¿por qué los otros van a criticarlo? En la vida hay que vivir para uno mismo más que para el vecino.
—¿Cree en el amor?
—Sí, creo en el amor. Sí y le contesto así como le digo: uno debe vivir para sí mismo y no para el vecino, no para el qué dirán. La vida es corta, y para qué amargarse si después uno se muere y ¿qué pasa? La gente enseguida se olvida, ¿no?, de que usted murió. Murió, qué va a hacer, hay que resignarse. Así que por eso ...
—¿Y del matrimonio?
—Lo mismo. El matrimonio, con la libreta, o sin la libreta, usted lo hace y va a ser feliz tanto con la libreta o sin la libreta. Son leyes que hicieron los hombres, nada más. Formulismos. Pero es difícil. Después lo que va a pasar no se sabe, es una lotería. Con la libreta ... usted cree que por la libreta usted va a atar a un hombre, o a una mujer. ¿La va a atar por eso? No. hay muchas otras cosas más importantes.
—¿Estuvo enamorada muchas veces?
—Muy pocas.
—¿Las puede contar con los dedos de una mano?
—No me gusta hablar de esas cosas. Nunca me gustó. Nunca hablo de mi vida privada.
—Usted, dicen. está casada y no lo cuenta. ¿Es verdad?
—Fui casada. Pero ahora estoy separada. Hace mucho.
—¿Con una persona extranjera?
—Sí, sí, pero no lo digo porque no estoy con él. Sí, inventan, que está en casa... pero yo no sé dónde está. Dicen que está en casa. Son todas invenciones, rumores que corren. Fui casada, estoy separada.
—¿Hace mucho tiempo?
—Hace mucho tiempo. Bueno, de mi vida privada le pedí que no hablemos. Ya fui franca cuando le dije cómo es el asunto. Para que sepa la verdad cómo es: en mi casa no está. La semana pasada no sé que escribieron diciendo que lo ocultaba. Yo no tengo nada que ocultar, no tengo por qué ocultarlo. No está, no voy a inventar quo está.
—¿Qué sensación tiene usted al saber que es admirada por tantos hombres?
—Siempre... no sé. Siempre me violentaba al comienzo de que iba al cine y que eran todos hombres, sobre todo en El Trueno y Sabaleros, pero en India comenzó ya a ir más público de mujeres y hoy día ya es una cosa que es parejo el asunto. Y me agrada más saber que me admira una mujer, porque pienso que siempre el halago de una mujer, el elogio, es más sincero en el sentido de que es del mismo sexo; en cambio, al hombre uno nunca sabe si es sincero o si la está queriendo conquistar a una o qué. Por eso siempre me agrada más la alabanza que sea de una mujer.
—¿Qué es lo que más le gusta en la gente?
—Que no sea falsa, que diga las cosas directamente, aunque sea algo malo. No me gustan los dobleces.
—¿Cuáles son sus virtudes y sus defectos?
—Soy muy violenta a veces.
—¿Lo considera un defecto?
—Puede ser un defecto. Cuestión de carácter. No me guardo; al contrario, exploto. Y a veces a la gente no le gusta una cosa así, que diga, que explote. Me sale la sangre napolitana.
—¿Y lo que más le gusta en usted como persona?
—Bueno, eso yo no sé. Eso habría que preguntárselo a otro. Yo no me sé observar. Eso habría que preguntárselo a otro, a alguien que me conozca. Yo soy sincera, muy sincera. Prefiero una verdad aunque sea muy cruel a una mentira piadosa.
—¿Los más infelices momentos?
—Bueno, de los más infelices cuando se me murió hace unos cuatro años un perrito que quería mucho.
—¿Qué le hubiera gustado ser si no fuera actriz?
—Secretaria. Ahora me dedico mucho a la parte de producción y por eso tengo tanto que hacer. Del argumento no sé mucho; recién está el libro listo, pero se llama Intimidades de una prostituta. Con el título completo como es, usted se dará cuenta de lo que podrá ser. La historia de una mujer de la vida, esas cosas . ..
—Suponga que es fin de año y puede pedir tres deseos.
—Salud, sobre todo para mi madre, que siempre la necesita; que haya unión en todos los seres humanos; que no hayan tantos problemas, que las cosas se solucionen en el mundo; en general, quisiera paz, paz para todos.
—¿Gana mucho?
—Yo vivo bien y estoy muy contenta. con todo lo que hago. Nunca pienso cuánto gano ni cuánto dejo de ganar. Mientras tenga para vivir... Nunca me detengo a pensar qué voy a hacer cuando me falte el dinero.
Revista Primera Plana
18.01.1972

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