Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Astor Piazzolla y Amelita Baltar
Un matrimonio y una bicicleta blanca
Es la primera vez que el músico y "la mujer más odiada'' se prestan a un reportaje como pareja. Ellos hablan del amor, de la comprensión y de todo aquello que los ha unido como la música misma
por HORACIO DE DIOS
FOTOS: OSVALDO DUBINI

Un ciclista, gambeteando la gente que daba la "vuelta, del perro" a medianoche, cruzó San Martín y Corrientes. Nadie se fijó en él. Podía ser cartero, pescador o electricista.
¿Les conviene trabajar juntos?
Amelita (fue la primera en contestar, apenas Astor quiso arrancar). -"Para mí sería un sacrificio que llegara la noche y yo tuviera que irme a un boliche y Astor a otro.
Desde un principio actuamos juntos. Me moriría si fuera de otra manera. Me han ofrecido trabajar sola. No. No. Prefiero quedarme con él y no trabajar sola.
-Astor: El problema de los cantantes es quien los acompaña. Además me gusta porque estamos juntos. Esto es una especie de éxito compartido. Canto e instrumental. Un 50 por ciento para Piazzolla y un 50 por ciento para Amelita. Pero yo creo que los dos nos destacaríamos más si actuáramos cada uno por su cuenta. La otra noche vi en Magoya que Susana Rinaldi cantó sola y luego, en el mismo local, trabajó Osvaldo Piro, pero solo. De esa manera, además, da tiempo al músico o al cantante y también al público, a que entre en clima. Los dos primeros temas está frío y cuando está "caliente" ya se terminó la "entrada".
Otro ciclista, que pasó detrás del Bristol donde había un festival de música beat, pasó inadvertido por la calle de la Posta de Maipú donde el paisano Carlos Meana, sabedor de tangos y campos, de pianos y parejeros, recordaba una noche con soledad de estancia cuando Astor a puro fuelle hizo llorar a la peonada al honrar la memoria de su padre, la de todos los padres, incluso de los que lo conocimos como un fantasma.
Piazzolla se enteró de su muerte hace 11 años. Estaba en Puerto Rico. El tema "Nonino" se convirtió en "Adiós Nonino" en Nueva York. A 10 mil kilómetros del barrio de la pescarilla (ahora de la Terminal) su mamá, doña Assunta, recibiría el tema elegiaco más estremecedor de todo nuestro tango. Esa noche, mientras ella aguantaba como buena Tana, su muchacho rompió con la geometría y mostró que tenía un corazón así de grande. Ninguno vio al ciclista. Y estaba ahí, más cerca que nunca.
-¿Por qué le cambiaste la orquestación a "Adiós Nonino"?.
-Astor: Le huyo a la rutina. En todo. El arreglo actual donde lucen el piano de Osvaldo Manzi y la guitarra de Cacho Tirao es el que me gusta ahora.
-¿Te psicoanalizás?
-Astor: No. Prefiero contar mis cosas a un amigo. Con Horacio Ferrer parecemos hijos de la misma madre.
Amelita: Una vez lo convencí para que fuera a un psicoanalista. A los 3 meses salió rajando.
-¿Sos feliz?
-Astor: Totalmente.
-¿Se refleja eso en tu música actual?
-Astor: Sí.
-¿Te preocuparía ser más feliz como hombre y más flojo como creador de música?
-Astor: No. Además creo que es al revés. Quiero ser feliz. Uno tiene que pensar en uno. Mientras uno es un tipo sano. Así le das mucho a los demás. Incluso música.
-¿Vos qué opinás?
-Amelita: Es el mejor músico de mi país. El y Alberto Ginastera.
El bosque de Peralta Ramos, a 10 kilómetros del centro, está lleno de árboles y pibes en bicicleta aunque a veces Piazzolla prefiera su 504 celeste metalizado con una banda blanca.
-¿Cuándo se casaron?
-Amelita: El 22 de noviembre vía satélite, como decimos en broma porque los dos estamos divorciados.
-Astor: Algunos la cargaban porque se casó con un abuelo. Mi hija Diana tiene 27 años y dos hijos de 3 y 2 años y mi chico de 25.
-¿Creés en los papeles?
-Amelita: Yo ya estuve casada una vez con todos los papeles y de blanco. No me sirvió de nada. No pretendo el amor libre. Ni la informalidad. Lo lindo sería casarse una vez y ser feliz para siempre. Sería espléndido. Pero a veces un papel, o apegarse a un papel, te puede llegar a estropear la vida. Ahora con mi ex marido nos comprendemos más y él lo respeta a Astor como a un amigo. Fue el primero en enterarse de nuestro matrimonio. Mejor dicho el segundo. Primero se lo dije a mi hijo.
-Astor: Yo no creo en los papeles. Vivo hoy. Como me puedo separar mañana. Pienso en ella y en mí. Somos felices,
-Amelita: Nos conocimos hace 3 años. Al principio no me gustaba, ni yo a él. Luego comenzamos a necesitarnos. A sentirnos mejor juntos. Nos metejoneamos. Nuestra relación es fresca. Como si sólo nos conociéramos hace un mes.
-¿Cómo ven los muchachos el matrimonio, los otros hijos digo?
-Astor: Lo importante es que vean feliz a su padre.
-Amelita: Mariano dijo qué lindo voy a tener un hermanito. Los hijos te dan una felicidad. La pareja otra. No se puede supeditar la vida de los adultos a los hijos exclusivamente. Hay que darles cariño, afecto, guiarlos, pero también ser uno mismo y no una sombra de ellos.
-¿Van a tener otros hijos?
-Amelita: Yo quiero convencerlo. Mariano dice que si nosotros no le hacemos un hermanito, él mismo se va a fabricar uno con unas tablitas y unos clavitos.
Osvaldo Dubini habló de su hijo. Yo del mío. Astor y Amelita de sus proyectos. Un bombardeo de fotografías. Un torrente de futuro para la trilogía Piazzolla-Baltar-Ferrer: "a partir de marzo ir a la bartola a Europa. Sin contrato. Por cinco o seis mases. A ver cosas que están ocurriendo allí. Mostrar lo nuestro, lo de hoy, y ver cómo estamos. Hacer con nuestra música lo que Atahualpa o Falú o Los Fronterizos o Ariel Ramírez o Mercedes Sosa. Nuestra cancillería nos organiza una serie de recitales de 40 días. Luego no sé."
Seguramente habrá una bicicleta en su futuro. Quizás blanca. Y celeste.
-¿Tienen celos de los aplausos?
-Astor. No. Ella canta el repertorio que le preparamos con Ferrer.
-Amelita: Me fascina que lo aplaudan a él. Además antes siempre actué sola. Iba con mi guitarra y mi folklore y "nunca hice sapo en ningún lado".
-¿De qué signo son?
-Amelita: de Libra. Por eso puedo dividir claramente mi vida en dos partes. Corazón y Cabeza.
-Astor: de Piscis.
-Amelita: A veces me toca pescar cada ballena rayada.
(Y comienzan a jugar con las palabras como dos chicos)

El doctor Julio Leucht, discípulo del recordado León Elkin, le dijo que tenía, que operarse de las amígdalas. Tiene una angina cada 10 días "como los chicos". Anda con la Sygnamicina a cuestas y Astor no le deja tomar nada helado. Pero cuando comienza a cantar Libra se parte en dos. Para ser una sola. Se mata cantando. Le traspiran las manos. Un día se va electrocutar con la humedad y los cables del micrófono. La letra dice en algunas partes:
"El flaco que tenía la bicicleta blanca silbando una polquita cruzaba la ciudad. Sus ruedas daban pena. Tan chicas y cuadradas que a veces se enredaba la barba en el pedal".
Luego se decía a sí mismo: "Dale Dios-Dale Dios. Meté flaquito corazón. Vos sabés que ganar no está en llegar sino en seguir".
Y se va cerrando diciendo en la voz de Amelita mientras la letra de Ferrer sigue creciendo y Astor parece escondido en la simplicidad de una línea melódica que es casi un pretexto, una vuelta de calesita:
Mi viejo flaco nuestro que estabas en la tierra. Cómo te olvidaste que no somos ángeles sino hombres y mujeres.
El creador de "No soy de aquí ni soy de allá", Facundo Cabral, al oír el tema dijo que era mágico, que le parecía bárbaro.
-Astor: A mí me da tristeza. Al revés de la Balada para un loco que me ponía eufórico.
-Amelita: A mí al revés. Me llena de alegría.
Generalmente se les tira arroz a los recién casados. Yo quise hacerles un reportaje sin sacar la vista de esa bicicleta que me cruza en los amaneceres, la que busco desde mi renoleta (léase 4 L) para que el sol no quede crucificado al manubrio, para que su luz nos muestre que el amor es más importante que la geometría y que una mujer, la que algunos llaman "la más odiada del país" puede convertir el despertar del hijo de Nonino y Assunta en la alegría nuestra de cada día, dánosla hoy, señor ciclista que estás en las calles.
Revista Semana Gráfica
22.01.1971

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