Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Zully Moreno
"NUNCA FUI AMIGA DE EVA PERON"
Quien fuera una de las máximas estrellas del cine argentino dialoga sobre dos temas que todavía le producen escozor: su carrera y su vinculación con el peronismo

"Me molestaron muchísimo. La prensa argentina fue muy dura, muy cruel conmigo." Radiante, alegre, nada preocupada por el paso de los años, la actriz Zully Moreno (en realidad Zulema González de Amadori) fracasó al pretender pasar inadvertida a su regreso al país. Fue en el aeropuerto de Ezeiza, el domingo 21, tras un vuelo de Aerolíneas Argentinas procedente de Madrid. Los cronistas especializados aseguran que con ella el cine argentino selló una etapa. Es probable que no se equivoquen: hay quienes todavía memoran su impecable trabajo en 'Dios se lo pague', o la romántica Camille que compuso en 'La dama de las camelias', film que le valió un premio a la mejor actriz de 1954:. otras épocas, otro cine.
Veinticinco años de vida conyugal con Luis César Amadori, uno de los fundadores de Argentina Sono Film, parecen suficientes para que se ufane de poder hablar con propiedad acerca de una industria que de alguna manera nació junto a ella. Con el ex zar Amadori integró un hogar; pero fue además una sociedad con mercado único: el público, el cine, el teatro. Un hijo e innumerables recuerdos blasonan su personalidad. "Los actores somos testigos del tiempo", filosofa. Y esgrime pruebas. Conoció a Eva Duarte cuando ambas luchaban por un bolo, una figuración diminuta en los títulos.
Desde trece años atrás, Zully Moreno ocultó cuidadosamente sus proyectos, su futuro, su estado de ánimo cuando abandonó el país. Sin embargo, a sólo veinticuatro horas de su arribo, recibió a SIETE DIAS para anudar un diálogo abierto que remató con un categórico "Soy una mercadería que no se vende".
—¿Por qué este viaje tan secreto?
—Le voy a explicar: yo mandé un telegrama y pedí que no se dijera que iba a volver. ¿Y sabe por qué? Porque yo no soy un elemento útil al periodismo. ¿Por qué van a hacer una entrevista a un elemento que ya no es importante?
—¿Usted no se considera importante?
—Para la gente que me ha seguido y querido soy un recuerdo.
—Entonces ¿es importante su pasado?
—El tiempo va matando cosas. Es natural. Pasa. Yo no lo oculto. Para mí misma ya estoy retirada.
—¿Cuánto hace que dejó de trabajar?
—Nueve años.
—¿Por qué?
—Por muchas razones: familiares, personales. Tengo un hijo grande... Me resultaba difícil organizar y llevar mi vida familiar juntamente con las obligaciones profesionales, que roban mucho tiempo. Tuve que optar, porque si no lo hacía alguna de mis dos actividades se iba a resentir. Y entre mi ¡hijo y mi carrera elegí mi hijo, mi familia.
—¿Por qué se fue del país?
—Eso es del dominio público. ¿Hace falta recordarlo?
—Sí.
—Hubo un cambio político muy grande. En la vida de todos los artistas argentinos —unos más, otros menos— siempre existieron ofertas tentadoras para viajar. Pero nos sentíamos muy argentinos y pensábamos que con nuestro granito de arena íbamos a ayudar a crear una industria cinematográfica nacional. Yo venía posponiendo durante mucho tiempo mi viaje al exterior, tuve una película muy afortunada. . .
—. . .¿"La dama de las camelias"?. . .
—No. En realidad, la que más éxito tuvo en el exterior fue Dios se lo pague, aunque con La dama de las camelias obtuve, en 1954, el "Golden Groove", un premio que, creo, soy la única actriz de habla castellana que lo ganó. Actué en el cine mexicano y español en el año 1950 o 1951. Y cuando vino la Revolución Libertadora... ¿en qué año?
—En 1955. ¿Se olvidó?
—No. ¿De qué me iba a olvidar?
—Del año en que se produjo la Revolución Libertadora.
—No. Sí. Yo nunca me acuerdo de las fechas ni de los nombres. A nosotros se nos atacó muchísimo, se nos molestó. La prensa fue muy dura, muy dura. Las ideas de cada quien son de cada quien y cada cual es muy dueño —y es muy respetable— de pensar y de sentir cualquier idea política o religiosa. Yo siempre he hablado claro. Y ahora más que nunca. He vivido mucho; ya voy cumpliendo años.
—A propósito, ¿usted nació el 17 de octubre de 1920?
—Sí. Y si no lo publica es más simpático. A los ídolos, dentro de lo que cabe, si el periodismo les deja un poco de misterio, el público los admira más.
—¿Usted es un ídolo?
—No sé. . . yo he sida muy querida en este país. No lo olvido.
—¿Aún lo es?
—Ya estoy retirada. Todo esto es violento para mí. Lo vivo desde afuera. No lo sé hacer, he perdido el training.
—¿Se siente incómoda en esta charla?
—No. Incómoda no. Siempre que regreso a Buenos Aires temo que me ataquen. Por eso he temido mucho mi vuelta. He sufrido muchísimo.
—¿Qué fue lo que le hicieron?
—Nunca nos habíamos metido en nada. Ni siquiera en política. Me hicieron daños sentimentales. No sé explicarlo. Llegó un momento, durante los días posteriores a la Revolución Libertadora, que mi casa estaba invadida por policías. Yo no entendía nada: mi hijo estaba con cuarenta grados de fiebre, a mi marido lo llevaron preso. Y yo sin entender por qué. Me preguntaron chismes y cosas que yo no sabía, no entendía. Jamás tuve un solo puesto: nunca pertenecí a la Sociedad de Actores, no participé en festivales, no hice nada de nada. No tuve conexiones con nadie y no porque no las haya querido sino porque no me llamaron.
—¿Jamás se interesó por la política?
—Perdí a mi padre cuando tenía diez años. A los catorce comencé a trabajar. Necesitaba hacerlo y tenía que salir adelante. Se murió mi hermano mayor. Éramos una familia entristecida; nos encontrábamos muy solos y muy chicos frente a la vida. Crecimos apresuradamente.
—¿Eran pocas las posibilidades de trabajo?
—Efectivamente. Eran épocas difíciles. Los gobiernos no promocionaban nuestro trabajo y para comenzar a actuar había que hacer bulto. Cuando decíamos dos palabritas, ¡qué maravilla!
—¿Cuál fue su primera película hablada?
—Cándida, con Niní Marshall. Por primera vez, como extra, actué en 'Gente bien', en los estudios Lumiton.
—Zully Moreno actriz fue contemporánea de Eva Duarte. ¿La conoció?
—Sí. Cuando yo hacía algunos papeles menores. La vi en los estudios Pampa Film, cuando nos probaron para una película que yo no hice: 'La carga de los valientes'. Aunque fui contratada no trabajé junto a Eva.
—¿Por qué?
—Había que filmar en exteriores y, por lo tanto, viajar. Yo, muy ingenua, pregunté si podía ir con mi madre. Y entonces no hice la película.
—¿La trató a Eva Duarte?
—No. La traté muy poco. Yo hacía películas en los estudios de Argentina Sono Film y San Miguel. Y cuando filmé 'El último piso' en los estudios San Miguel, Eva Duarte no filmaba. Ocasionalmente me habré encontrado con ella dos o tres veces. No tuve más trato que ése con Eva. Nos hicieron dos o tres notas juntas en revistas del ambiente.
—Cuando Eva Duarte se convirtió en Eva Perón, ¿la vio otras veces?
—¡Qué curioso! Los peronistas decían que yo era antiperonista, y los antiperonistas decían que yo era peronista. Nunca fui amiga de Eva Perón.
—Entonces, si no era peronista, ¿qué era usted?
—Mi padre era "peludista", español y sin ciudadanía argentina. No tenía ideas políticas, pero era un apasionado defensor de Hipólito Yrigoyen.
—No le pregunté por su padre, sino por usted.
—Pues vea: en una ocasión, durante las jomadas del terremoto de San Juan, fuimos todos los artistas a recolectar dinero por las calles de Buenos Aires. Allí me encontré otra vez con Eva Duarte.
—Eva Duarte, ¿tenía más cartel que usted?
—No. Nuestras carreras eran distintas. Ella hacía radioteatro.
—Pero Eva Duarte filmó varias películas. Una de ellas "La pródiga".
—... Que a mí me ofrecieron muchas veces hacerla, aún en España y México. Nunca la quise hacer porque eso le iba a parecer mal a unos y bien a otros. Si no la aceptaba la situación era la misma.
—¿Cuántas películas filmó?
—Hice sesenta películas. En la Argentina, México y España.
—¿Quién fue Zully Moreno?
—Un fruto de su tiempo y de su época. Creo que en el momento en yo actué no se podía hacer mucho más.
—¿Y Luis César Amadori?
—El hizo un cine para el pueblo, con buen gusto. Es un hombre muy cultivado. Podría haber hecho cine de vanguardia, pero eligió ese camino.
—¿Cuándo regresa a España?
—E1 6 de enero.
—¿Y se queda?
—Espero que no.
—Usted llegó ayer. ¿Ha visto Buenos Aires?
—No tuve tiempo. ¿Por dónde empezar? ¡Ah ... ya lo sé! Empezaré por la gente.
Revista Siete Días Ilustrados
29-12-1969

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