Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

LOS REYES DE LA RISA
por César Mariño

¡EL circo!... ¡Palabra mágica de nuestra adolescencia, donde reinan estos emperadores de la alegría!... Porque nadie posee en tan alto grado como los "clowns" la gran habilidad de entretener al público durante unas horas. Así se explica que ellos consigan distraer sin un instante de fatiga la atención de los espectadores y que reciban por este arte suyo de cautivar irresistible, mente al público las más fervorosas demostraciones de entusiasmo.
Entre la gran cantidad de parejas extranjeras que nos han visitado y actuado entre nosotros se cuentan: Tipp y Zept, Los Fratellini, Nava y Platti, Pompoff y Thedy. Los Hnos. Díaz, y otros que escapan a nuestra memoria. Están también los nuestros: "Bebecito", aquel gran muchacho porteño Vicente Vita, Vinelli, Paset, Busto Quintana, Verdaguer, Napoleón, Scarpini, Mancini, Provasi, Pereyra, Vicente Miguel Casano, Manera "Tornillo", y Fornaresio, muchos desaparecidos y muy pocos en actividad.

FRANK BROWN, PROPIETARIO DE CIRCO Y ARTISTA
En un largo período de más de cuatro décadas la infancia porteña tuvo uno de los ídolos inolvidables. Tanto se acostumbraron los lectores al gastado anuncio de "Circo Frank Brown", que sólo veían en Frank Brown al hombre que distribuía chocolatines en las "matinées" entre los chicos y no al verdadero Frank Brown, cuyo amor por las criaturas le hizo avaluar más sus risas y emociones que el dinero que dejaban en taquilla. En este aspecto de persona amante de los chiquilines que concurrían a su espectáculo era casi prácticamente desconocido para los de habla inglesa. Los argentinos y aquellos que de cuando en cuando leían los artículos que versaban sobre él, lo seguían tan religiosamente, que el notable "payaso inglés" es recordado aún hoy día.
Frank Brown fué un acróbata de rara habilidad, ecuestre arriesgado, acostumbrado a cargar cuatro personas a caballo con él, un maravilloso saltarín —"Frank Brown el gran saltarín". "Salto mortal a caballo". (De un programa del circo de Cooke, Abroath, Escocia, 1878)—; fué también afortunado propietario de circo, que viajó por Inglaterra, Escocia, Estados Unidos, Canadá, Rusia, Sud África. India, México, Brasil, Cuba, Chile, Uruguay y Argentina. Su actuación de payaso se debió solamente a la casualidad, cuando en una ocasión debió reemplazar a otra persona en tal carácter, y así inició su carrera. Una noche, y sin haberlo planeado, tuvo oportunidad de comprobar su vis cómica. Salía a escena y aparte de unos cuantos saltos y morisquetas, sacaba un pito y se ponía a tocar en él. Pero éste le jugó una mala pasada. Frank soplaba, soplaba, pero nada. Examinó primero un extremo, luego el otro, luego lo agitó con fuerza, pues parecía estar lleno de tierra. Mientras tanto, el público, creyendo en una farsa preparada, reía con ganas. De pronto, un gran soplido hizo que la tierra que atascaba el pito saliera con fuerza y pegara en la cara del maestro de pista, al mismo tiempo que se dejaba oír el sonido del instrumento, junto con la carcajada del público, que celebraba la gracia. Le costó mucho a Frank Brown convencer al maestro de ceremonias que su farsa no había sido preparada y que todo salió sin querer.
Los picaderos del "Politeama", "San Martín", "Skeating Ring", "Buckingham Palace", "Coliseo", "Hipódrome", y los de todo el interior del país, vieron pasar la figura reidera de este su querido payaso.

LA FARANDULA TIENE SU "CLOWNESA"
Joé Craston fué durante mucho tiempo un "clown" muy celebrado en los circos británicos. Ya revirado, su hija ocupa su puesto; ésta se llama "Lulú", y es la primar mujer que en Inglaterra aparece como payaso. Actuó ya en Francia y en otros países con gran éxito, pero nunca en su patria.

"SACUDILE", EL ULTIMO DE LOS GRANDES "TONYS"
Y así es: Sixto Vinelli, actor ponderable y "tony", célebre "tony" — cuyo nombre de arte, "Sacudile", aclamaron dos generaciones de porteños—vibra contenidamente al hablar de circo —y como ya se lo dijeran en otra ocasión: "Ser tony, no es ser cualquier cosa"—. Las risas y las sonrisas han sido siempre las maestras de todas las ironías. Una carcajada puede siempre, en cualquier caso, ocultar la más grande de las tragedias, y por eso los hombres que han sufrido en todos los rigores la maldad de las gentes, glorifican la risa...
Después de una destacada actuación de galán cómico, Vinelli ingresó al circo en 1911, en el Politeama Nacional de Rivera y Canning. Fué contratado para los dramas gauchescos, pero al enfermarse el "tony" Manuel Telechea, le pidieron que lo reemplazara, y así debutó en este nuevo género, haciendo pareja con el "clown" Leotardo Mancini, y luego, con el veterano payaso y actor cómico de las pistas don Paco Busto, padre del actor del mismo nombre —que también fué "tony"—. Don Paco, según Vinelli, fué el "clown" más culto que conoció en su larga carrera.
David Garrick, el gran actor inglés, probó en sus días que un bufo puede ser al mismo tempo un caballero, y Sixto Vinelli lo ha demostrado en todo momento.

COMO NACIO PEPINO EL 88
Pepe Podestá (a) "Pepino", era un payaso ingenioso, profundo, de personalidad propia, y deleitó con su ingenio a varias generaciones de argentinos y uruguayos. Fueron muy célebres sus canciones. Dejemos contar a don José Podestá cómo nació Pepino el 88.
—"En 1881 me incorporé al circo Raffetto. Después reuní a mis compañeros y a mis hermanos, a quienes enseñé a hacer pruebas. Con todos ellos formé una compañía circense. Yo llevaba un payaso, pero la noche del debut él resolvió suicidarse —como es costumbre de payasos— por angustias de amor. Además de la pena de su muerte, ¿qué hacíamos en un circo sin payaso?... El payaso es y será el alma del circo. Con una sábana mi buena madre me confeccionó un traje bolsado. Era demasiado blanco, se me ocurrió llenarlo de parches redondos y negros. Tomé una vieja levita de mi padre, la deshice y doblando un pedazo saqué del centro, con un tijeretazo, un parche en forma de disco, de un solo golpe había hecho cuatro lunares negros y al desdoblar el pedazo de género cortado apareció el número 88, que pegué en los fondillos. Arriba pinté, en grandes letras: "El gran Pepino", de modo que el público leyó: "El gran Pepino 88"; le puse Pepino, porque así me llamaban en casa."
Así fué como esa noche nació la popularidad de don Pepe Podestá como payaso. En 1882 don Pablo Rafetto (40 onzas) lo contrató para su Politeama Humberto I. Era un circo de lona instalado en la calle Moreno, donde hoy está el Departamento de Policía. Pepino 88 se hizo inmediatamente popular con canciones improvisadas, entre ellas:
"No deja de ser basura
la basura que se barre.
Y aunque a los aires se suba
basura queda en el aire."

EMBAJADORES DE LA ALEGRIA
Pompoff y Thedy son hijos del famoso "clown" Pepino. Decir estos nombres es recordar las más graciosas ocurrencias, el arte más exquisito. Fueron los preferidlos del público de toda América, Portugal y España, donde forman legión sus admiradores. Son los mismos que en el Circo París de Madrid, han hecho reír durante muchas temporadas consecutivas. Pompoff y Thedy han recorrido triunfalmente todos los circos del mundo.
Al presentar aquí al público lector estas figuras circenses, no hacemos más que cumplir un deber con estos artistas que por derecho propio pueden y deben figurar en estas páginas dedicadas a loar a los que triunfan o han triunfado.
Recordar los nombres de todos aquellos payasos y "tonies" es sentir una emoción que nos remonta a lejanos momentos de alegría sana y pura, y que es más aún, de una honda poesía inolvidable.

Revista PBT
22/02/1952

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