Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Guido Bruveris
Un artista de fina sensibilidad y profundo sentido humano
ENTRE los numerosos intelectuales y artistas que se han incorporado al periodismo argentino en los últimos años, Guido Bruveris es uno de esos artistas que la angustia de la segunda guerra mundial allegó a nuestras playas.
Nació en Riga, Letonia, en 1922. Su vocación por la pintura se manifestó en él precozmente y, siendo aún niño, "embadurnó telas" para satisfacer su innato deseo de pintar. Su primer maestro fué el pintor Tillbergs, profesor de la Academia de Bellas Artes del Estado Letón, a la que Bruveris posteriormente se incorporó. Pero al estallar la guerra debió interrumpir sus estudios artísticos, como le ocurriera a muchos otros jóvenes europeos.
Pero nada puede detener una vocación. Y el joven Bruveris continuó sus estudios por su cuenta, convirtiéndose en un tenaz autodidacta.
Mientras tanto, la vida con sus altibajos inevitables y las secuencias propias de la guerra, iba madurando su espíritu. Ciertamente el color que se destacaba en todos los horizontes no era muy claro. Fué así que al terminar la segunda guerra mundial, Bruveris, ansioso de realizar en plenitud su vida, libremente, decidió venir a la Argentina con su familia, donde reside desde 1949. Aquí por primera vez se sintió seguro e inició su nuevo camino. Un año después se incorpora a la Editorial Haynes, donde inicia su labor en "PBT", hasta que las revistas "CARAS Y CARETAS" y "El Hogar" lo incorporan también a su personal artístico. Pero será en nuestras páginas —en "CARAS Y CARETAS"— donde al artista se le brindará la oportunidad de hacer conocer una obra de mayor amplitud. Allí están los números que contienen sus trabajos. testimoniando la fuerza de una personalidad que, a través de manifestaciones distintas, se va afirmando en una técnica que es la cálida expresión de un hombre que siente lo humano en profundidad.
La posición de Guido Bruveris, ante la pintura contemporánea, es la del artista que respeta todas las estéticas, pero que no quiere encerrarse en ningún dogma. ¡Hay tantas cosas que ver y expresar, que no hay tiempo de enclaustrarse! Su labor se afirma en un fuerte expresionismo, que va madurando la obra que realiza calladamente y que ha de constituir el acerbo de su futura exposición. Sin eliminar de sus expresiones la figura humana, Bruveris siente intensamente el paisaje, del que damos dos muestras en este número de "CARAS Y CARETAS".
La labor de Bruveris ha aportado al periodismo argentino una valiosa e importante contribución, que se ha revelado vivamente en la agilidad de su paleta y en el brío de su dibujo, al cual no le es extraña ninguna forma de expresión.
Caras y Caretas 04/1955

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